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El mercado de deuda pública americana se ha visto más presionado que el europeo en mayo. La rentabilidad del bono de Estados Unidos a diez años ha crecido desde el 4,16% al 4,5% en un sólo mes, lo que supone pérdidas del 3% debido a la caída de su precio. El riesgo Trump es su principal losa. Sus políticas comerciales han avivado el temor de un menor crecimiento económico o de más inflación, mientras que su expansiva política fiscal genera preocupación por el aumento del déficit. Con ello, la rentabilidad de la deuda americana a largo plazo también se encuentra en el punto de mira, con el bono a 30 años coqueteando con el 5%.

El ahorrador tiene un nuevo depósito a su alcance, con una rentabilidad muy superior a la que se puede encontrar en el resto de bancos. EBN Banco ha lanzado esta semana un plazo fijo a un año con una rentabilidad del 3,75%, pero tiene una peculiaridad y es que está en dólares. Su propuesta llega en un momento en el que el resto del sector está recortando las rentabilidades de los depósitos, en un contexto de bajadas de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE). Ya sólo quedan tres plazos fijos a un año que pagan un 2% o más.

Cuando empezó 2024, las expectativas sobre la renta fija eran altas. Sobre el papel, el escenario era idílico puesto que fue el año en el que los bancos centrales dejaron atrás sus políticas restrictivas, para empezar a bajar los tipos. Y esto suele traducirse en ganancias para los activos de deuda ya emitidos. Quiénes aprovecharon este buen momento para la renta fija fueron los fondos de inversión, que elevaron su exposición a este activo aún más, hasta representar ya el 57,9% de su patrimonio -el porcentaje más alto de los últimos once años-, según los últimos datos publicados en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a cierre del año pasado.

La deuda pública americana, que históricamente ha actuado de refugio en episodios de volatilidad, no levanta cabeza este año. Desde que Donald Trump anunciara su agresiva política arancelaria, el pasado 2 de abril, su precio cae ya un 3,4%. En este periodo, su rentabilidad se ha tensionado desde el 4,16% que ofrecía antes del famoso Día de la Liberación, hasta el 4,51% actual. En este tiempo, en cambio, el inversor sí que ha comprado deuda pública europea. El interés del bono alemán (el gran rival del americano) se ha reducido 9 puntos básicos desde principios de abril, dejando ganancias del 0,7% por precio. Pero los aranceles no son el único factor que presiona al bono americano.

El dólar no levanta cabeza. Desde que arrancó marzo se ha debilitado con fuerza. Y cuando esto sucede, hay un activo que se beneficia especialmente. Se trata de la deuda emergente en moneda local. No es el único catalizador a su favor, también lo es la expectativa de que los tipos de interés bajen más en Estados Unidos, el crecimiento más rápido de sus economías frente a las de los países desarrollados; o el elevado carry que ofrecen estos bonos. Y hay más.

El mercado de bonos americano sigue presionando a Donald Trump, después de que el Comité de Reglas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos haya dado el visto bueno al proyecto de ley que elevaría el déficit y la deuda del país, conocido como One Big, Beautiful Bill (la gran hermosa ley) y allanase el camino para que este jueves fuese aprobado en el pleno de la Cámara. Esta victoria se ha reflejado nuevamente en las rentabilidades de la deuda pública, en una sesión muy volátil, en la que las ventas se han intensificado después de que el plan saliera adelante. En el caso del bono americano a 30 años su interés se ha disparado a máximos de casi dos décadas -está en el 5,14%, un nivel no visto desde 2007-. Tras esta escalada, su atractivo ha ido creciendo y ofrece ya la mayor rentabilidad frente al precio del dinero desde 2022, incluso teniendo en cuenta el rango alto, del 4,5%.

La compra directa de fondos de inversión cada vez es menor. El 73,1% de estos vehículos de ahorro se distribuye ya a través del asesoramiento y la gestión discrecional de carteras (un servicio que permite al cliente delegar en un gestor profesional la inversión de su patrimonio en función de su perfil de riesgo a cambio de pagar una comisión explícita). Esa profesionalización de la inversión en fondos ha permitido que en episodios de fuerte volatilidad en el mercado, como los que se han vivido este año, el inversor mantenga la calma, a diferencia de lo ocurrido en otras crisis anteriores. Se observa en el dinero que han captado los fondos en el inicio de año y también en la buena evolución que ha tenido el negocio de gestión discrecional en este primer trimestre, en el que las gestoras del Santander y Sabadell han conseguido los mayores incrementos patrimoniales entre las entidades de más tamaño.

La deuda estadounidense se ha topado con un nuevo obstáculo: la rebaja de calificación crediticia que Moody's realizó el viernes a Estados Unidos, el mayor emisor de deuda soberana del mundo. Moody's retiró la triple A que mantenía en solitario (la nota más alta posible) para situar su calificación un peldaño por debajo, en Aa1. Su decisión ha caído como un jarro de agua fría en el mercado de bonos americano, cuestionado ya de por sí este año. Una vez conocida la decisión de Moody's, los inversores han vuelto a vender deuda americana y la rentabilidad del bono a 30 años ha franqueado la barrera del 5% por primera vez desde finales de 2023.

Tres cotizadas más repartirán dividendo en lo que queda de mayo. Se trata de Metrovacesa, Grupo SanJose y Mapfre. De los tres, la entrega más suculenta en términos de rentabilidad es la de la promotora inmobiliaria, que repartirá 0,46 euros por acción el próximo 22 de mayo y permite embolsarse en una sola entrega una rentabilidad del 3,8%. Eso sí, este lunes, 19 de mayo, es el último día en el que la acción cotiza con derecho a recibir el pago. Calendario con los próximos dividendos.