El año pasado fue uno de los más difíciles de gestionar en mercado de los últimos tiempos. La venta indiscriminada de bolsa y renta fija vista en marzo dinamitó cualquier rentabilidad conseguida hasta entonces. Casi nadie pudo esquivar las pérdidas, ni siquiera los gestores activos, que se diferencian del resto porque al menos un 60% de las carteras de los fondos que gestionan está descorrelacionada de sus índices de referencia. El que parecía que iba a ser uno de los peores años de mercado, por lo abultado de las pérdidas, no lo fue tanto gracias a los estímulos fiscales y monetarios -pero también a los avances en la vacuna contra el Covid-. Los gestores activos de bolsa española se toparon, además, con una dificultad extra: el Ibex 35 sufrió el mayor castigo de Europa por su composición sectorial. Pese a ello, la gestión activa fue capaz de batir al índice, incluso con dividendos, al obtener 1 punto más de rentabilidad en 2020.