Decía Jesús Pérez, profesor del IEB, en un acto reciente de elEconomista, que uno de los fallos del inversor español a la hora de invertir en planes de pensiones es que no lo hace por objetivos: "Lo hace en diciembre, con un criterio fiscal, y eso es un error". A estas alturas de año -y no es cualquiera, es el último en el que los españoles podrán descontarse con sus aportaciones hasta 8.000 euros de la base imponible del Impuesto de la Renta a las Personas Físicas (IRPF)-, estos vehículos de ahorro han captado 420 millones de euros, más del doble de lo logrado el año pasado en el mismo periodo. Pero el plato fuerte, en cuanto a entradas de dinero, se espera en este mes de diciembre.
Para empezar, el 75% de las gestoras con negocio en planes de pensiones prevé que las aportaciones a los del sistema individual igualen o superen la cifra alcanzada el año pasado, de 1.167 millones de euros, según una encuesta del Observatorio Inverco. Para igualarla solo se necesitan que entren 740 millones de euros este mes. Pero superarla es fácil. En los últimos seis años, diciembre ha sido sinónimo de aportaciones netas superiores a los 900 millones, según los datos analizados de Inverco hasta 2014 -con la única excepción de 2018, cuando se quedaron en 600 millones-.
El propio 2019 fue un ejemplo de ello, ya que, hasta noviembre, estos vehículos de ahorro solo habían atraído 175 millones de euros, que finalmente se convirtieron en 1.167 millones gracias al aluvión de entradas de dinero que se produjo en la recta final de año.
En 2020 hay un aliciente más para realizar la aportación, y es que la ventaja fiscal de la que se benefician estos vehículos de ahorro, que además es una de las características de los planes de pensiones más valorada por los partícipes según ING, se recorta un 75% a partir de 2021, al pasar de los 8.000 a los 2.000 euros. Y según una encuesta de Finect será una razón de peso para que los españoles se lancen a hacer una aportación. En concreto, el sondeo indica que el 34,8% de los inversores en planes de pensiones aprovechará este año para destinar entre 6.000 y 8.000 euros -algo que habitualmente solo hace el 1,6% de los españoles que ahorran a través de estos productos, según los últimos datos disponibles en la Dirección General de Seguros (DGS), de 2018-. Mientras que otro 12,7% invertirá entre 4.000 y 6.000 y un 15,6% entre 2.000 y 4.000 euros.
El sentimiento, optimista, dentro de la industria es que en este mes de diciembre se podría duplicar, e incluso triplicar, en el mejor de los escenarios, los 400 millones de euros captados hasta ahora, aunque recuerdan la importancia de desestacionalizar las aportaciones y no concentrarlas en la última parte del año. Aún así, los años en los que los planes de pensiones sumaban entradas de dinero que superaban los 3.000 millones quedan lejos. Tal volumen no se observa desde 2006.
El impacto en la factura fiscal
El impacto en la factura fiscal de bajar de 8.000 euros a 2.000 euros el máximo deducible no es baladí. En el caso de las rentas más altas que tributen por más de 60.000 euros, a un tipo del 45%, el ahorro fiscal este año es de 3.600 euros si se aportan 8.000 euros, mientras que en la Declaración de la Renta de 2021 esa deducción se quedaría en 900 euros con el tope de 2.000 euros. Es decir, dejarán de ahorrarse 2.700 euros en impuestos.
El Gobierno quiere impulsar, en su lugar, a los planes de empresa, que acumulan nueve años consecutivos en los que las prestaciones superan a las aportaciones -en 2020, por ejemplo, vuelven a salir 63 millones de euros, con datos hasta septiembre-, y que, en realidad, están al alcance de una minoría de los trabajadores: solo uno de cada seis dispone de uno. Esos 2.000 euros deducibles con los planes de pensiones individuales podrán incrementarse en 8.000 más con aportaciones en los planes de empresa, lo que suma, en total, 10.000 euros. Pero la realidad es, sin embargo, que solo una minoría de los partícipes (el 1,6%) resta de su salario la cantidad máxima, esos 8.000 euros. Pese a todo, los expertos son escépticos en cuanto a que este incremento se traducirá en mayores aportaciones a los planes de empresa o en la creación de nuevos por varias razones.
La primera de todas es que la opción de aportar el máximo, los 10.000 euros, queda reservada solo a las rentas más altas, que son, por otra parte, las más interesadas en hacerlo por asumir un mayor tipo impositivo: "Entre los que ya tienen un plan de empleo no les va a afectar porque antes la aportación entre trabajador y empresa ya podía ser de 8.000 euros. Si una compañía ya aportaba 8.000 no podrá aportar más. ¿Ahora qué pasa? Que la empresa podrá aportar 8.000 euros, y además el trabajador 2.000 al plan de pensiones. Esto solo lo podrán hacer las rentas más altas, y que además tengan un plan de empleo", explicaba Paula Satrústegui, directora del área de Planificación financiera y patrimonial de Abante recientemente a elEconomista. Los expertos recuerdan, además, que reducir el importe de la aportación deducible en el sistema individual y elevar el del sistema de empleo no implica un trasvase de dinero.
En cuanto a que se creen nuevos, las dudas residen en que la empresa que decida ponerlo en marcha debe aportar para todos sus trabajadores, con una única excepción y es la de aquellos que tengan una antigüedad inferior a los dos años. Lo que implica elevar la partida de gastos en un contexto económico incierto a raíz de la crisis sanitaria derivada de la pandemia.
