Profesor Titular de Economía Aplicada y Portavoz Adjunto del Grupo Parlamentario Popular en el Senado

Asistimos a un profunda transformación de las relaciones internacionales debido al impacto de tres acontecimientos. El primero es de carácter geopolítico y deriva del nuevo esquema de vínculos que la administración norteamericana quiere imponer en el mundo, alejándose del multilateralismo y renunciando a seguir siendo la potencia defensora de la forma de vida occidental, lo que nos obliga a sus aliados tradicionales a replantearnos cómo resolver los problemas de seguridad y autonomía estratégica en el ámbito de la defensa.

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos utilizados en la fabricación de dispositivos tecnológicos avanzados, desde teléfonos inteligentes y turbinas eólicas hasta misiles y sistemas de defensa. A pesar de su nombre, no son particularmente escasas, pero su extracción y procesamiento son costosos y generan un alto impacto ambiental. Hoy su valor es estratégico y explican algunos movimientos geopolíticos, porque las transiciones tecnológica y energética son hoy por hoy imposibles sin el uso de estos materiales, lo que otorga un gran poder a quien disponga de ellos.

Las intervenciones públicas del presidente Donald Trump se caracterizan por una estrategia recurrente basada en la amenaza. Esta puede manifestarse en el ámbito económico, mediante la imposición de aranceles que ya se han aplicado a países como Canadá, México y China; en el terreno militar, a través del expansionismo territorial; o en la esfera migratoria, dificultando el acceso a visados y promoviendo deportaciones. En esencia, busca la confrontación con el objetivo de alcanzar acuerdos comerciales favorables para Estados Unidos y, de este modo, cumplir con sus promesas electorales.

Hasta hace pocos años, los estados y las agencias gubernamentales eran los únicos agentes que participaban en la industria espacial. Sin embargo, a medida que los costes relacionados con el acceso al espacio se han ido reduciendo gracias a innovaciones como los cohetes reutilizables, han irrumpido en ese sector empresas privadas en busca de beneficios y poder.

La inteligencia artificial (IA) y la popularización de la misma a través de la IA generativa con el GhatGPT ha despertado curiosidad, asombro, pero también recelos, por no llamarlo miedo. Pero si estos temores han surgido por la capacidad de crear contenido nuevo en texto, imágenes o música, utilizando modelos de aprendizaje entrenados con grandes conjuntos de datos como hace la IA generativa, qué será el día que se generalicen las IA que vienen o emulativas que podrán imitar el comportamiento humano, porque aprenden el sentido común, dicen los expertos, a los que cabría preguntarles de quién será el sentido común que les sirva de ejemplo.

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