La bolsa norteamericana se ha convertido en uno de los activos fetiche que todos los inversores quieren incorporar en sus carteras. No es para menos, ya que la rentabilidad anualizada del S&P 500 ha sido algo superior al 8% desde 1927 hasta 2020, en los últimos años gracias al empuje de las firmas tecnológicas, como se está comprobando de nuevo este ejercicio, donde a pesar del temor a una desaceleración de la economía los inversores vuelven a refugiarse en uno de los mercados más eficientes del mundo.