Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid y Profesor Principal de Economía Financiera en la UNMSM

La historia económica nos enseña que hay dos grandes traumas del siglo XX que pesan todavía hoy sobre los todopoderosos bancos centrales: la Gran Depresión de 1929 y la Gran Inflación de los años 70. Los historiadores relatan cómo el Banco Central de los Estados Unidos (Fed) contribuyó en 1929 a uno de los mayores desastres de todos los tiempos al subir las tasas de interés y restringir la liquidez del mercado en pleno derrumbe económico. También se sabe cómo en los 70, en medio de la crisis del petróleo, los bancos centrales no supieron que hacer durante 10 años. Se mantuvieron en el dilema: parar la economía y enfriarla o dejarla para que que la inflación amaine sola. Han pasado más de cuatro décadas, sin embargo, los bancos centrales han aprendido muy poco. Ante la pandemia respondieron con excesos de oferta monetaria; y frente a la inflación desbocada que hoy vivimos, no tienen muy claro que camino seguir.

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