La invasión rusa hacia Ucrania ha cosechado la repulsa de medio mundo. La estrategia de Vladimir Putin para expandirse cada vez más por el territorio ucraniano se ha traducido en más de un millón de refugiados y miles de muertos en poco más de una semana, pero también en una condena de numerosos gobiernos y de cientos de millones de personas del planeta. Sus acciones, sin embargo, no van a quedar sin castigo, dado que las sanciones económicas ya están golpeando las arcas del país y de los rusos.
En este sentido, Paul Krugman, premio Nobel de Economía, considera que Rusia está avanzando por obligación hacia una economía autárquica, es decir, cerrada en sí misma. Las restricciones al transporte aéreo por parte de Occidente, así como las sanciones a media docena de bancos rusos que han sido expulsados del sistema internacional SWIFT, se suman a las numerosas empresas que están suspendiendo sus actividades comerciales en la zona, desde Inditex a Visa, desde Microsoft a Toyota, desde Shell a Disney.
Por ello, en un artículo en The New York Times, Krugman considera que "Vladimir Putin ha cometido un enorme error de cálculo", esperando una "rápida victoria" y que podría "capear fácilmente las consecuencias económicas de la guerra" dada la dependencia europea de la energía rusa y su acumulación de divisas.
Esto está llevando a una autarquía forzosa a la Federación Rusa, lo que, en palabras de Krugman, podría conducirla a "una caída al nivel de la Gran Depresión". Cabe recordar que en aquel lustro de hace ahora casi un siglo, EEUU perdió un 30% de su PIB, su producción industrial retrocedió un 47% y el desempleo paso del entorno del 5% a más del 20%.
El desastre de la autarquía
El Nobel recuerda un par de ejemplos con respecto a las consecuencias económicas de la autarquía, si bien muestra las notables diferencias entre aquellas épocas y la actual.
Por una parte, incide en el sitio militar a Japón durante la Segunda Guerra Mundial, cortando los suministros y llevando a la implosión de la economía nipona.
Por otra, recuerda que durante las guerras napoleónicas en los primeros años del siglo XIX el presidente estadounidense Thomas Jefferson eliminó el comercio internacional para evitar que sus barcos fueran apresados por los británicos, algo que se estima que le costó a EEUU cerca del 8% de su PIB.
"En 2022, Rusia está mucho más expuesta al comercio internacional de lo que EEUU lo estaba en 1807: las exportaciones estadounidenses eran entonces solo el 13% de su PIB, mientras las de Rusia antes de la invasión eran aproximadamente el doble", señala Krugman.
Además, apunta que la economía actual está globalizada y las cadenas de suministro están interrelacionadas a lo largo de todo el planeta, mucho más que en el Japón de mediados del siglo XX o que en el EEUU de principios del XIX, y que además no dependían tanto de unos pocos elementos clave, como actualmente son los semiconductores, por lo que el castigo económico a Rusia podría ser aún superior a lo que supone simplemente la caída de sus exportaciones.
Krugman deja fuera del artículo las relaciones económicas de Rusia y China. Algunos ven en el país asiático la salida de Putin para mitigar el sufrimiento económico. Pero en un hilo de Twitter, el economista apunta que sus economías "no son demasiado complementarias" y que el país de Xi Jinping es inmensamente más poderoso en lo económico, por lo que Rusia tendría que ser el socio "inferior" en su alianza con China.
"Sería irónico si el intento de Putin de restablecer el imperio ruso termina convirtiendo a Rusia en un estado vasallo chino. Pero eso es exactamente lo que sucederá si confía en China para rescatarlo ahora", concluye.
The speed with which Russia has been cut off from the world economy has been as stunning as the slowness with which Russian forces have advanced in Ukraine. But can Putin offset the de facto blockade by dealing with China? That would be harder than many imagine 1/
— Paul Krugman (@paulkrugman) March 5, 2022