
El Tesoro Público, organismo dependiente del Gobierno, ha celebrado este martes la última emisión de deuda pública española de este año. Y lo ha hecho dando una de cal y una de arena a los inversores. Por un lado, ha vuelto a bajar el interés marginal ofrecido por las letras a nueve meses, en un momento en el que se da por sentado que el Banco Central Europeo (BCE) no volverá a subir los tipos de interés y que, además, comenzará a bajarlos en los próximos meses (tras los fuertes incrementos acometidos entre julio de 2022 y el pasado octubre). Por otro lado, sin embargo, el rendimiento marginal de las letras a nueve meses ha repuntado a un nivel no visto en 12 años.
Una vez más, ha sido notable el apetito de los mercados por los títulos de deuda españoles. La demanda conjunta de ambas referencias ha llegado a duplicar lo adjudicado, con unas solicitudes de 4.917,88 millones de euros.
En detalle, la demanda de letras a un trimestre ha rozado los 1.644 millones (de los cuales el Tesoro ha colocado casi 399 millones en letras a un trimestre) y la demanda de títulos a nueve meses ha sido todavía mayor, de 3.273,9 millones (de los que se ha adjudicado poco más de 1.343 millones de euros), recoge Europa Press.
Cae el interés de las letras a nueve meses
En cuanto al resultado de la última subasta de 2023, las letras a tres meses han acabado ofreciendo una rentabilidad marginal del 3,620%, por encima del 3,580% anterior. Se trata además del valor más elevado desde noviembre de 2011. En cuanto al tipo de interés medio, se ha situado en el 3,580%.
Al mismo tiempo, las letras a tres trimestres se han colocado a un rendimiento marginal del 3,510%, por debajo del 3,705% previo. La rentabilidad media ha sido del 3,485%, según el propio Tesoro Público.
Pese a las variaciones, las rentabilidades de ambos tipos de letras siguen siendo superiores a la tasa de inflación en España que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) fue del 3,2% interanual en noviembre.
Contexto
Las últimas subastas de deuda han estado marcadas por la decisión en octubre del Banco Central Europeo (BCE) de dejar intactos los tipos de interés tras 10 subidas consecutivas. El BCE empezó a encarecer el dinero en julio de 2022 para hacer frente a la desbocada inflación (que a finales del año pasado llegó a rozar el 11% interanual frente al objetivo en torno al 2% que pretende la institución monetaria).
El tipo de refinanciación principal es actualmente del 4,5% y la tasa de depósito está en el 4,75%. Además, aunque hay una enorme división al respecto en el Consejo de Gobierno de la entidad central, algunos miembros ya se han atrevido a poner fecha a la primera bajada de tipos.
Además, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) también optó en noviembre por mantener los tipos, en su caso por segunda vez consecutiva, en el rango del 5,25%-5,50%. Y se da por sentado que, al igual que el BCE, no volverá a incrementarlos.
Tanto la Fed como el Eurobanco, al igual que el Banco de Inglaterra (BoE, el otro gran banco central de Occidente), tomarán esta semana nuevas decisiones sobre el precio del dinero.