El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está "decepcionado" con el recorte de la producción de crudo que ayer acordó la OPEP+ (esto es, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios). Así lo asegura la Casa Blanca en un comunicado de este miércoles. En él argumenta que la decisión del cártel "tendrá el impacto más negativo en los países de ingresos bajos y medios que ya se están tambaleando por los elevados precios de la energía", precisamente en un momento en el que el suministro energético es "de suma importancia".
"La economía mundial se enfrenta al continuo impacto negativo de la invasión de Ucrania por parte de Putin", asegura el Ejecutivo norteamericano. Rusia forma parte de la OPEP+. EEUU ha presionado a lo largo de los últimos meses a Arabia Saudí, otro de los 'pesos pesados' de la OPEP y aliado de la potencia norteamericana, para que incrementara la producción de petróleo y así, elevando la oferta, disminuyera el precio del 'oro negro' y las presiones inflacionistas.
Cabe recordar que los precios en Estados Unidos están subiendo a un ritmo no visto en décadas, una situación contra la que el banco central del país, la Reserva Federal, ya está actuando con agresividad. En la eurozona la tasa de inflación está igualmente en zona récord, e igualmente se están llevando a cabo fuertes subidas de tipos.
Sin embargo, Riad ha hecho oídos sordos y el cártel petrolero ha acordado recortes en sus dos últimas reuniones. Para este mes ya anunció una reducción de la producción del crudo en 100.000 barriles por día (bpd), y en noviembre irá más allá con una disminución de dos millones bpd. Se trata de la reducción más fuerte desde 2020, es decir, desde el inicio de la pandemia del covid, que provocó un shock en la demanda mundial de crudo ante los confinamientos en gran parte de los países.
"Reducir el control de la OPEP"
Así las cosas, la Administración Biden consultará con el Congreso estadounidense qué herramientas podrían usar "para reducir el control de la OPEP sobre los precios de la energía", asegura el mencionado comunicado de la Casa Blanca, que hace también un recordatorio "de por qué es tan importante que Estados Unidos reduzca su dependencia de las fuentes extranjeras de combustibles fósiles".
Los legisladores estadounidenses están impulsando proyectos de ley que pretenden disolver el cártel, llevarlo ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) o incluso embargar los activos que sus miembros poseen en EEUU, según informa The Wall Street Journal.
Washington también podría optar por reducir sus exportaciones al extranjero, según analistas consultados por el diario estadounidense. Este es uno de los riesgos "más claros", según el grupo de analistas de RBC Capital Markets liderados por Helima Croft.
"El presidente no se interpondrá necesariamente en la votación del proyecto de ley que declararía a la OPEP como un cártel y sometería a los miembros a la Ley Sherman Antimonopolio", interpretan estos expertos, según recoge CNBC.
Estados Unidos surgió como un importante exportador de petróleo a medida que su producción crecía en la última década. Esto cambió la dinámica de la relación entre EEUU y la OPEP, ya que ambas partes tenían un interés en la estabilidad de los mercados mundiales del petróleo.
Las conversaciones entre bastidores entre la Casa Blanca y el 'club' petrolero comenzaron con la Presidencia de Barack Obama. Pero la relación se ha tensado en el último año, con la crisis energética como escenario base, la cual se avivó por la guerra en Ucrania consecuencia de la invasión de Rusia, aliada de la OPEP.