
La segunda parte del refrán Sell in may and go away... es que ese dinero vuelve en octubre siguiendo esta teoría que se cumple -a diferencia de otras- por norma general. Y las bolsas ya están ahí. Aunque, no es baladí, este año es diferente. ¿Por qué? Por un lado los mercados llevan un rally a sus espaldas considerable, buscando la manera de recuperar todo o parte de la escabechina que supuso el Covid para sus valoraciones. Por otro, muy a pesar de los toros del mercado, hace semanas que el ánimo inversor está de capa caída. No solo se aprovechó la crisis de Evergrande en China para hacer claudicar a los más optimistas, sino que hay quien teme que se utilice cualquier excusa -como la inflación o las ventas masivas en el bono americano- para que este 2021 rompa con la tradición y cierre con un trimestre bajista.
Los expertos, en cambio, todavía confían en que de octubre a diciembre las bolsas sean capaces de sacudirse las dudas y cerrar en niveles superiores a los que cotizan hoy. Según la encuesta que ha elaborado elEconomista con la colaboración de 15 casas de análisis, brókeres y gestores de fondos, un 53% de los expertos cree que los índices serán capaces de dar carpetazo al año de la recuperación de la pandemia en cotas superiores a las actuales. Hay otro 27% que cree, en cambio, que el cuarto trimestre del año será claramente bajista para los mercados y sufrirán una corrección. Y, en tercer lugar, un 20% opina que las bolsas mantendrán lo conquistado ahora sin retroceder, pero tampoco sin grandes alegrías.
Y es relevante teniendo en cuenta que el periodo que se abre en octubre es del consumo por excelencia, que este año podría llegar con más fuerza si cabe teniendo en cuenta todo el ahorro embalsado que han traído consigo los confinamientos. Las festividades, como Halloween y, sobre todo, Navidad, y jornadas como el Black Friday -muy popular en Estados Unidos- y el Single Day -que se celebra el 1 de noviembre (11º mes) en China- son claros impulsores del gasto de los hogares.
Además, la historia está del lado de los alcistas. Si se hace una retrospectiva hasta el año 2000, los principales índices continentales han subido en el periodo que va de octubre al último día del año. De media, y con datos recopilados por Bloomberg, el índice más alcista ha sido el Dax, con ganancias del 7,2% a lo largo de estos 21 años y ha subido en un 86% de las ocasiones. El que menos, el S&P 500 con ganancias en un 71% de los ejercicios y un avance promedio del 4,2%. El EuroStoxx se anota ganancias del 5,4% en los últimos tres meses de cada ejercicio desde el 2000. ¿Y qué sucede con el Ibex? Ha subido en 13 de los 21 años -un 62% de las veces-, con una revalorización que es del 3,3%. Y no es ninguna novedad. En el balance anual, con bolsas como la francesa, la alemana y, por descontado, la estadounidense que han tocado máximos históricos -ahora ya no tras últimas correcciones-, el Ibex se anota una revalorización del 9% en el año, la mitad que París, y por debajo del 15% del S&P 500 y del 13,6% del EuroStoxx.
Motivos para el optimismo...
Ése es, precisamente, uno de los argumentos de los profesionales para ser positivos con lo que resta de año: "Octubre es tradicionalmente un mes más fuerte, especialmente cuando se supera una mini corrección como la de la semana pasada", señalan en Argenta Patrimonios, donde ven a la bolsa española a final de año ligeramente por encima del nivel actual y también al S&P500. "Los gestores profesionales que han sido, en gran medida, negativos o neutrales y, por lo tanto, llevan una gran cantidad de efectivo improductivo, se verán obligados a regresar al mercado para un probable repunte del cuarto trimestre", añaden.
En esta misma línea, Francisco Sainz, CIO de Imantia Capital, también cree que la mayor cautela de los inversores que hemos visto hasta ahora "podría facilitar una recomposición de carteras de cara a 2022 como factor adicional para un mercado soportado". Sainz señala, además, que el ciclo económico sigue siendo de expansión, los beneficios empresariales continúan subiendo "y no vemos una retirada de abrupta de estímulos por parte de los bancos centrales pese a que la inflación se muestra más persistente de lo que el mercado había anticipado".
Desde Capitalia Familiar recuerdan que los fundamentales son, en general, cíclicamente favorables, "y sigue habiendo bastantes sectores (no todos) y valores con recorrido al alza a ambos lados del Atlántico".
"Seremos capaces de seguir en el ciclo, aunque las grandes fases de expansión ya las hemos visto"
La tesis -de mejoras en los resultados empresariales, apoyo del ciclo económico, y de los estímulos monetarios y fiscales- se repite en la mayoría de profesionales consultados, que indican, sin embargo, que el buen tono de mercado puede no estar exento de volatilidad durante las próximas semanas.
Beatriz Catalán, responsable de asset alocation en Ibercaja Gestión, manifiesta que el momento del ciclo económico, que es el que guía la evolución del mercado al final, es algo más maduro, pero la salud de los consumidores continúa fuerte, por lo que según evolucionen los problemas de producción asociados a las disrupciones por falta de componentes en muchas industrias que están retrasando muchos procesos productivos, "seremos capaces de seguir en el ciclo, aunque las grandes fases de expansión ya las hemos visto". Catalán advierte que a partir de ahora los resultados empresariales no van a tener unos comparables tan fáciles y tampoco se van a producir esas tasas de crecimiento tan espectaculares, "lo que se va a traducir en un comportamiento de mercados más normalizado a medio plazo".
Donde esperan algún tipo de corrección en las próximas semanas es en XTB, "precipitada por el inicio de la retirada de estímulos, las negociaciones sobre el techo de deuda, nuevas variantes del coronavirus o repuntes de la inflación". Pese a todo, "vemos a todas las principales referencias mundiales por encima de los valores actuales de cara a final de año".
... y para el pesimismo
En la otra cara de la moneda, el principal argumento que emplean el 27% de los profesionales que estiman que no habrá rally de fin de año es el nivel al que cotizan ya las bolsas. Gonzalo Sánchez, director de inversiones de Gesconsult, piensa que las bolsas internacionales acabarán el año por debajo de los niveles actuales "ya que aún con la complacencia derivada de los bancos centrales tenemos un cuadro macro a la baja a nivel global, y un riesgo inflacionario con protagonistas destacados (energía, semis y fletes)". A lo que hay que unir "unos índices internacionales en máximos", dice, a la par que apunta la particularidad que atañe al mercado español: "Su caso es un poco distinto, ya que por valoración el recorrido es más claro, y tiene un catalizador, que es la exposición a servicios en un momento de recuperación de la movilidad, que lleva a una macro recuperando desde niveles bajos".
Desde Norbolsa, por su parte, piensan que los índices ya han puesto en valor los factores positivos que estamos viendo en los mercados (relajación de las medidas anti-Covid, consolidación de la recuperación económica, puesta en marcha de los estímulos fiscales...). "Pensamos que la tendencia de las bolsas hasta fin de año puede ser negativa. Esta visión se asienta en las dudas que genera el inicio del tapering en Estados Unidos, la ruptura de las cadenas de suministros a nivel global, el riesgo de entrada en una crisis energética, y el posible impacto de la crisis de Evergrande en el crecimiento económico de China", que tanta volatilidad ha introducido en las últimas semanas.
En tablas
"El año ya lleva una rentabilidad aceptable para el año en el que estamos", relata Víctor Peiró, director general de análisis de GVC Gaesco, quien espera que, por el contrario las bolsas cierren el año próximas a los niveles actuales, "la situación de problemas de oferta y de transporte puede frenar los beneficios esperados. Los mercados ya han descontado la mejora esperada hasta ahora y no pensamos que se vayan a revisar al alza, sino que se mantendrán".
Las subidas en el año hasta ahora "pueden suponer un muro psicológico de cara a las próximas semanas", coincide Virginia Pérez, directora de renta variable de Tressis, quien destaca que, actualmente, hay factores tanto positivos como negativos encima de la mesa. Entre los negativos, la crisis energética, que supone un gran riesgo para el crecimiento. "El incremento de los costes energéticos e industriales podría ejercer presión em márgenes de las compañías que no sean capaces de trasladarlos a precios finales", señala en la misma línea Luis Merino, responsable de fondos de fondos en Santalucía AM. En el positivo, indica Merino, "los bajos tipos de interés sitúan a la renta variable como una de las pocas alternativas de inversión que pueden batir la inflación durante los próximos años".