
La crisis sanitaria del coronavirus en China que todavía están tratando de contener sus autoridades ha vuelto a abrir una oportunidad de entrada en mercados emergentes y especialmente en el gigante asiático que los inversores no deberían desaprovechar. Aunque los mercados de estos países y las bolsas chinas, que llegaron a perder hasta un 8% cuando reabrieron tras las vacaciones para celebrar la llegada del Año de la Rata, se van recuperando de las caídas sufridas, los inversores con menos aversión a la volatilidad y con un horizonte temporal a largo plazo, deberían plantearse colocar parte de su patrimonio en el antiguo Imperio del Centro.
Los asesores financieros hace tiempo que recomiendan destinar hasta el 15% de la cartera a mercados emergentes, sobre todo asiáticos, que se benefician más de las interrelaciones comerciales con China. Pero el peso del gigante asiático ha ido ganando peso igualmente en sus recomendaciones, al tiempo que su economía se ha convertido casi en el único motor del crecimiento global. No solo para este año, donde las valoraciones en máximos de la renta variable y la escasa rentabilidad de los activos de renta fija han hecho mirar con más interés a China, sino para la próxima década. Según las proyecciones de Schroders, los mercados emergentes van a ser los únicos capaces de mantener el potencial de revalorización, con una media del 9% hasta 2028, frente al 4% de la bolsa europea y el 6% de la estadounidense.
De hecho, la crisis del coronavirus ha levantado tanta expectación porque el crecimiento global depende de China, con estimaciones del 6% para su economía este año, por lo que cualquier tema que le afecte tiene repercusiones en todo el mundo. "Representa casi un 35% en el índice de renta variable emergente, por lo que es el país al que más atención debemos prestar por su elevado peso. Y es un mercado que sigue abriéndose, por lo que podría pesar más, lo que vincularía aún más el comportamiento del índice de emergentes a este país", explica Marta Díaz-Bajo, responsable de análisis de fondos de ATL Capital.
Esta importancia de la economía china se refleja en sus datos: aporta el 17% del PIB mundial, en comparación con el 4% de 2003 –cuando sufrió otra crisis sanitaria, la del Sars–, y el 13% del comercio global, cuando hace 17 años solo era el 5%. Además, aporta casi el 70% de la demanda mundial de metales, casi tres veces más que en 2003, y el 20% del gasto global en turismo, frente al 3% de hace más de tres lustros. Pero la evolución de la economía china de un modelo basado en las exportaciones hacia otro focalizado en el consumo interno se refleja también en que el sector servicios representa ahora el 53%, once puntos porcentuales más que en 2003. Son cifras que muestra Stéphane Monier, director de inversiones de Lombard Odier, para quien "con un estímulo adecuado, es probable que China continúe en la senda de su economía interna", aunque a su juicio es poco probable que el gobierno pueda evitar una desaceleración del primer trimestre de 2020.
"Aunque el crecimiento de la economía china en 2019 ha sido el más bajo de los últimos años, ha sido muy superior al de los países desarrollados. China dispone de estímulos tanto monetarios como fiscales para revitalizar su economía. Y la primera fase del acuerdo comercial que ha alcanzado con EEUU es un punto positivo para la evolución de la economía china", apunta Díaz-Bajo. Y no es solo esta potencia. El resto de mercados emergentes también cuenta con buenas perspectivas. "Los bancos centrales de estos países siguen bajando tipos e implementando medidas de flexibilización monetaria en la mayoría de ellos. Este año no hay tantas citas electorales, lo que restará volatilidad al mercado. Y las valoraciones en general se encuentran en niveles atractivos, excepto algunos como India. El mayor riesgo sería una desaceleración global del crecimiento económico y, en caso de recesión, podrían sufrir la salida de flujos de capitales. Para inversores con mayor tolerancia al riesgo, recomendaríamos invertir un 10% de la cartera en renta variable emergente", subraya.
Deuda emergente
Un porcentaje que comparte Carlos Farrás, socio y director de inversiones de DPM Finanzas. "En una cartera moderada podría tener un 15% actualmente en deuda emergente de gobiernos y crédito en divisa fuerte y un 10% en renta variable emergente. Teniendo en cuenta que la mayor parte del crecimiento económico global vendrá del mundo emergente, alrededor del 60%, en nuestras carteras recomendamos tomar posiciones en renta variable asiática, tanto por sus valoraciones como por su atractivo en términos relativos con respecto a las economías desarrolladas. Y a pesar del impacto que el coronavirus pueda tener en el corto plazo, pensamos que sus efectos no serán durareros, por lo prevemos una recuperación económica en forma de V", señala.
Hace tiempo que la deuda emergente se ha hecho un hueco en las carteras de los fondos de renta fija más flexibles, aunque los inversores no sean conscientes de su presencia. La escasa rentabilidad que pueden ofrecer los bonos soberanos de los países desarrollados y la presión que también sufre el crédito ha provocado que los gestores profesionales utilicen la deuda emergente como una fuente de alfa. "Cuando hablamos de renta fija gubernamental emergente nos referimos a más de 72 países, con un volumen de emisiones que supera el billón de dólares. Y en el caso de la deuda corporativa hablamos de un volumen superior a los 2 trillones, de los que el 40% procede de Asia", explica Farrás.
De hecho, pese a que las bolsas chinas sufrieron el impacto del coronavirus en su reapertura esta semana, la reacción ha sido mucho menor y no se ha observado ningún pánico en el comportamiento del mercado de crédito en Asia. "La fuerte y rápida actuación del gobierno chino y las expectativas de que se tomen medidas de estímulo adicionales ha ayudado a calmar a los inversores", afirma Almudena Benedit, directora de gestión de carteras para Iberia de Julius Baer, firma que apuesta por incrementar el peso estratégico de China en las carteras, que ronda el 8% entre sus clientes.
Para Juliana Hansveden, gestora del fondo Nordea 1- Emerging Stars Equity Fund, es un momento muy difícil para China desde el punto de vista humano y económico, pero "es probable que el coronavirus llegue a su punto máximo y la situación se normalice. Es muy complicado decir exactamente cuándo ocurirrá, pero los mercados son eficientes poniendo precio al riesgo. Y estas situaciones crean oportunidades de compra de compañías con un crecimiento de alta calidad y sostenibles", señala.
"Históricamente, caídas del mercado provocadas por virus similares al coronavirus han creado importantes oportunidades de compra en el mercado de renta variable, pero todavía podría pasar algún tiempo para que veamos realmente un suelo. En el caso de Sars, el mercado de renta variable chino experimentó una recuperación en forma de V y supuso un retorno de 21,5% en los seis meses posteriores al punto de inflexión, cuando el número de nuevos infectados empieza a descender", apunta Benedit.
El mercado de acciones chino es complejo por sus distintos tipos de acciones, varias plazas que cotizan y la enorme diversidad de compañías, por lo que hay que tener especial cuidado en la selección de vehículos de inversión, utilizando ETF o fondos de gestión activa que cuenten con equipos en la zona
Guillermo Santos, socio de iCapital, también aconseja tener una exposición de entre un 5% y un 10% en deuda emergente y un 5% en renta variable de estos países. "Nos gusta más el segmento de renta fija por su ratio de rentabilidad/ riesgo, especialmente los bonos soberanos en divisa fuerte. No hay que olvidar que los fondos globales ya dan exposición parcial a estos mercados y es una opción más prudente pero igualmente válida si no se desea excesiva volatilidad, pues los precios están siempre condicionados por la evolución de sus correspondientes divisas. El mercado de acciones chino es complejo por sus distintos tipos de acciones, varias plazas que cotizan y la enorme diversidad de compañías, por lo que hay que tener especial cuidado en la selección de vehículos de inversión, utilizando ETF o fondos de gestión activa que cuenten con equipos en la zona", asegura.
Fondos para invertir en China
Como señala el socio de iCapital, hay dos formas de tener exposición a China: mediante fondos que invierten en renta variable emergente, entre los que hay muchos con posiciones relevantes al gigante asiático, o a través de fondos de bolsa china, focalizados expresamente en este país. También se puede invertir utilizando fondos de gestión pasiva o ETF, pero como también recalca Díaz-Bajo la complejidad del mercado chino aconseja fijarse en gestores activos.
El peso de China en los mercados emergentes es palpable en los fondos de renta variable emergente, ya que la ponderación media en cartera de los fondos de esta categoría disponibles a la venta en España, en su clase en euros, es de casi el 26%, según datos de Morningstar. Es decir, un cuarto de la rentabilidad de media de estos fondos depende de la evolución de las compañías chinas presentes en sus carteras. Este grupo de fondos consiguen un 5,8% de rentabilidad anualizada a tres años y 3,83% anualizado a 10 años, al estar denominada la clase en euros. Los fondos puros de bolsa china, en euros también, obtienen mejores resultados: a 3 años logran casi un 11% anualizado y un 5,8% anualizado a 10 años.
"La exposición a mercados emergentes no sólo depende del domicilio social de las compañías, sino que hay empresas listadas en países desarrollados que tienen una gran exposición a emergentes. Este tipo de compañías están más caras ahora pero suelen tener un mejor gobierno corporativo y suelen ofrecer una seguridad extra. Por eso lo adecuado es una combinación de ambas estrategias", señala Diego Fernández-Elices, director general de inversiones de A&G, quien insiste en la necesidad de invertir en fondos con presencia local en la región. "Es muy relevante para tener una información adecuada de las compañías. Pero el gestor también debe entender los grandes flujos internacionales que, con frecuencia, son un 'driver' de rentabilidad en la zona, incluso mayor que los aspectos fundamentales. Y si, además, tienen un mandato lo suficientemente flexible como para poder invertir en compañías cotizadas de países desarrollados con exposición a emergentes cuando las oportunidades sean mejores, aún nos gusta más", remarca.
Pero no todos los analistas han incrementado su optimismo. José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores Financieros, se muestra más prudente. "A comienzos de este año teníamos pensado aumentar el peso en Asia. Sin embargo, ante el problema de coronavirus hemos considerado por prudencia que es mejor esperar acontecimientos. Lo hemos hecho no porque creamos que a día de hoy vaya a pasar a una fase de pandemia, sino porque China es una de las grandes esperanzas y motores del crecimiento económico para 2020 y el hecho de que ahora mismo su actividad económica esté bastante parada puede afectar al crecimiento de la zona y a nivel global".
Por esta razón, "como nuestros clientes de perfil dinámico y agresivo ya están invertidos en mercados emergentes, creemos que es más oportuno esperar antes de incrementar posiciones", argumenta Luna, para quien lo aconsejable para estos perfiles de inversor es tener ente un 10% y un 15% de la cartera en fondos de bolsa emergente, sobre todo asiáticas.