
El buen año de la renta fija no se espera que se repita, especialmente en los títulos soberanos europeos. Con crecimiento moderado y los bancos centrales manteniendo estímulos, los expertos recomiendan buscar en mercados con rentabilidades más elevadas, como los emergentes.
El inversor conservador, que se centra principalmente en los activos de renta fija, debe tener una cosa muy presente de cara al año que viene: no se va a repetir, ni mucho menos, la fiesta que se ha celebrado este año en el mercado de deuda. Pescar algo de rentabilidad será más parecido a hacerlo en un lago helado, frente a un año, el que dejamos atrás, en el que ha sido similar a hacerlo con dinamita: en 2019 las 20 principales categorías de renta fija que recoge Bloomberg han generado retornos a los accionistas con la subida en precio que han experimentado de entre el 2,35% que ha conseguido el agregado de deuda china (el menos alcista del año) y el 14,1% que ha subido la categoría de deuda corporativa en el ejercicio, unos resultados que no se esperan para el año que viene.
Los rendimientos que mantienen a vencimiento ahora de media las principales categorías de renta fija oscilan entre el 0,18% en el caso de la deuda de la zona euro (donde se concentra una gran parte de los títulos que ahora ofrecen rentabilidades negativas, especialmente en el caso de la deuda pública) y el 4,89% en el agregado de deuda emergente en dólares.
Al margen de los rendimientos a vencimiento que ofrecen ahora los bonos, los expertos recomiendan ser selectivos de cara al año que viene. Parece claro que hay dos tipos de deuda en los que tienen que fijarse los inversores en 2020: la renta fija de mercados emergentes y la corporativa. Por contra, la deuda pública no es atractiva para los analistas: "Su comportamiento de 2019 ha sido estelar e inesperado", explican desde Unigestión, quienes señalan cómo "la valoración de estos activos es una de las más caras de todas, con rentabilidades reales en terreno muy negativo y desconectadas de los fundamentales", explica la entidad. Candriam mantiene una opinión similar, al destacar su posición "infraponderada en soberanos al tiempo que continuamos favoreciendo la búsqueda del rendimiento en deuda emergente".
Janus Henderson explica cómo "la marcada defensa de los tipos negativos por parte de Christine Lagarde, la nueva presidenta del BCE, no sugiere cambios con respecto a las políticas de su predecesor, lo cual debería anclar las rentabilidades soberanas de la zona euro en torno al 0%".
A la hora de analizar los mercados de deuda, los expertos se centran en dos cuestiones, principalmente: el aspecto macroeconómico, especialmente de cara a invertir en bonos soberanos y, en segundo lugar, las expectativas que se manejan para los bancos centrales. "Aunque los riesgos bajistas han crecido durante el último año, creemos que el crecimiento global va a demostrar ser resistente en 2020. Seguimos creyendo que la fortaleza del consumo global y los enormes estímulos monetarios que están lanzando los bancos centrales, tanto en mercados desarrollados como en emergentes van a reducir los riesgos de cara al año que viene", explican desde Legg Mason.
Dos clases en las que fijarse
Para la gestora, este escenario macro y de bancos centrales "va a seguir generando un fuerte apoyo para los bonos corporativos" y tienen la vista puesta en Estados Unidos: "El mercado americano de deuda corporativa con grado de inversión sigue siendo un destino atractivo para los inversores globales, teniendo en cuenta su tamaño, liquidez y rentabilidad, frente a Reino Unido, Europa y Japón". Esta categoría, la del corporativo estadounidense, también puede verse beneficiada por el impacto de las elecciones presidenciales del próximo año en Estados Unidos: "Los precios de la deuda corporativa serán sensibles a las perturbaciones, probables en un año de elecciones presidenciales en Estados Unidos, en que la volatilidad creará oportunidades para los gestores activos", destacan desde Janus Henderson.
En cuanto a los emergentes, Legg Mason destaca cómo "con la inflación cayendo en muchos de estos mercados, consideramos que los retornos reales muestran ahora atractivo, con espacio para poder subir". Desde Fidelity comparten las buenas perspectivas para la deuda de países emergentes. Consideran que los bancos centrales "usarán todas sus herramientas para evitar una recesión en toda regla", algo que les lleva a pensar que "los rendimientos de los grandes mercados probablemente se mantendrán en cotas bajas, por debajo del 2% en los bonos del Tesoro estadounidense", lo que hará que crezcan "los flujos de inversión en áreas de renta fija que ofrecen rendimientos más atractivos", como "la deuda emergente", un universo en el que encuentran una oportunidad especialmente interesante en "los bonos de high yield asiáticos".
Desde M&G también favorecen la deuda emergente "para los inversores con un perfil de algo más de riesgo. Hay muchos bonos con grado de inversión, en economías que crecen mucho y que están recortando tipos".