
Dia recurrirá una vez más a apoyarse en el hombro maltrecho de sus accionistas para salvar el futuro de una compañía que se ha ido desmontando con la facilidad de un castillo de naipes en el último año. Después de varios trimestres de rumores en el mercado, hace dos meses que Dia salió al paso para anunciar un profit warning (rebaja de estimaciones); seguido de despidos en su cúpula directiva, el reconocimiento de agujeros contables, y la consecuencia de todo ello ha sido un desplome del 90% en bolsa, una recomendación de venta que es la peor desde que salió a bolsa, y que derivó, en el penúltimo capítulo, en su expulsión del Ibex 35. Y este miércoles llegó el último hasta la fecha. Hoy se dispara en el selectivo.
La compañía anunció, con tres o cuatro meses de adelanto, una ampliación de capital por 600 millones de euros que implicará una dilución mínima para los accionistas que decidan no acudir del 70% si se realizara a los precios actuales. Más pérdidas sobre el desplome del 90% que acumula la acción en el último año. La antelación con la que Dia ha dado a conocer la noticia ha logrado su objetivo de tranquilizar a la banca con la que está renegociando su deuda -y también a los proveedores (ver información adjunta)-, pero también supone un punto de inflexión para los accionistas que dudaran entre vender asumiendo pérdidas o esperar a la resurrección de la acción.
Sus acciones, suspendidas de negociación en las primeras horas de la sesión, cerraron con un rebote del 11,88%, hasta los 0,46 euros. Y la tensión que acumulan las tres emisiones de bonos que tiene en mercado se relajó notablemente. La rentabilidad de la deuda con vencimiento a 2019, que hace dos días alcanzó un récord en el 137%, retrocedió hasta el 46%.
Lo que está por venir
Más allá del anuncio de ampliación de capital, Dia todavía no ha dicho su última palabra este año, lo que generará más volatilidad en sus títulos. La compañía, según fuentes conocedoras de la situación, deberá dar a conocer antes de que finalice el ejercicio el resultado del test de deterioro de los activos que está llevando a cabo, y que fue el motivo por el cual, según dijo en su momento la firma, no dio a conocer la cifra del beneficio neto ni la de la caja que lograron a cierre del tercer trimestre del año. "La acción sigue mostrando una fuerte volatilidad a la baja por las noticias contradictorias sobre el proceso de refinanciación y de reestructuración financiera. Además, la ampliación de capital es bastante dilutiva para los accionistas actuales", apuntan desde GVC Gaesco Beka, que recomiendan "mantenerse fuera del valor" ante "los importantes puntos que aún quedan por resolver".
Y para colmo de males llegará la ampliación, ya garantizada por Morgan Stanley, que deberá ser aprobada, según fuentes de la firma, por la Junta de Accionistas prevista para los meses de marzo o abril, después de la publicación de sus resultados anuales en febrero.

Los 600 millones de euros que Dia busca captar en el mercado representan algo más del 200% de su capitalización actual, que cerró en los 287 millones de euros. Partiendo de esta base, y considerando el precio al que cerró la acción el miércoles -en los 46 céntimos- la dilución mínima que podría sufrir un accionista que decida quedarse al margen y no acudir a la operación será cercana al 70%. Los expertos aconsejan mantenerse completamente al margen de la compañía ante la elevada volatilidad de sus títulos y sólo plantearse acudir a la ampliación en caso de estar ya dentro, asumiendo que se puede llegar a perder todavía más que las minusvalías actuales.
Para captar esos 600 millones de euros en el mercado, Dia deberá multiplicar por algo más de tres veces las acciones que cotizan actualmente en el mercado -622,4 millones-, hasta los 1.955 millones de títulos, aproximadamente, considerando que la operación se realizara a los precios a los que cerró y sin ningún descuento sobre su precio, algo que suele ser habitual en este tipo de operaciones. De ser así, el accionista que no acuda a la operación verá como su participación en el beneficio por acción (bpa) de la compañía se reduce en dos tercios. "Creemos que el mercado acogerá positivamente esta noticia ya que reduce significativamente el riesgo financiero de la compañía, algo que ha pesado de forma relevante sobre el valor este último mes (que ha perdido un 36% frente al Ibex). Además, pensamos que esto podría derivar en un nuevo proceso de cierre de cortos (actualmente en el 14,7% del capital)", asegura Arancha Piñeiro, analista de Banco Sabadell, que sí contempla la posibilidad de que la ampliación llegue a realizarse con un descuento del 20%.
La firma, entretanto, ha aclarado que la ampliación se realizará con derecho de suscripción preferente. Letterone, accionista mayoritario de la compañía con el 29% del capital, no ha querido aclarar si acudirá o no a la ampliación, aunque todo hace pensar que la salida de Stephan DuCharme, el ya ex presidente en funciones de Dia y mano derecha de Mikhail Fridman ha acelerado la toma de decisiones y que, decididamente, mantendrá su peso en la compañía. Y, una vez fuera, tiene carta blanca para preparar una plausible opa sobre Dia de cara al próximo año.
Mejora de la salud financiera
La ampliación de capital anunciada este miércoles por Dia era el paso sine qua non sería imposible sacar adelante su refinanciación y evitar incumplir el compromiso adquirido con los bancos acreedores. La deuda más problemática de todas es el préstamo sindicado por 525 millones de euros que tiene unos covenants (garantía que Dia no debe incumplir) que saltarán si la firma supera una ratio de endeudamiento de 3,5 veces el beneficio operativo. En base a las estimaciones actuales, con un ebitda previsto de 350 millones en 2018 y una deuda neta de unos 1.400 millones de euros, esta ratio se iría hasta las 4 veces.
Esta situación se revertirá gracias a las tres medidas que ha planteado la compañía y que le darían un oxígeno estimado de unos 750 millones de euros. Dia logrará reducir su deuda a la mitad en 2019 si saca adelante no sólo la ampliación de capital por 600 millones de euros; sino también la venta de Clarel -que se estima en unos 90-100 millones de euros- y de Max Descuento -estimada en otros 50 millones-. De ser así, el endeudamiento caería hasta las 1,7 veces el ebitda, considerando un beneficio operativo de 380 millones y una deuda de 650 millones en 2019.