La posible unión entre BBVA y el Sabadell rozará los talones por volumen de activos a la nueva CaixaBank, tras la absorción de Bankia. Hasta el momento, la integración del banco que encabeza Gonzalo Gortázar con el que preside José Ignacio Goirigolzarri creaba una gran entidad con 625.000 millones de euros en activos en España, que se alejaba mucho por tamaño del resto de sus competidores, convirtiéndola en el gran campeón nacional. La nueva CaixaBank superaba en algo más de 170.000 millones a la segunda mayor entidad del país, el banco que preside Carlos Torres.
Sin embargo, esta supremacía se vería claramente amenazada con la unión de BBVA y Sabadell, dos entidades que sumarán de forma conjunta 590.000 millones de euros en activos, recortando a tan solo 35.000 millones de euros la distancia con la nueva CaixaBank.
Ambas fusiones, dejan al Santander en una lejana tercera posición en España, con casi la mitad de activos que sus competidores: 352.000 millones de euros. No obstante y teniendo en cuenta los activos fuera de las fronteras nacionales, el grupo cántabro sigue liderando el ranking a nivel mundial con 1,5 billones de euros, gracias a sus diversificación geográfica, especialmente en Europa y el continente americano.
De momento, el Santander rechaza de forma tajante las fusiones. De hecho, la presidenta del grupo, Ana Botín, ha transmitido en los últimos meses su negativa a protagonizar una operación corporativa y ha asegurado que el objetivo del grupo es crecer a través de la transformación digital. Para la banquera, el Santander juega "en otra liga" distinta a la del resto de bancos nacionales por su gran tamaño.
Un caso diferente
El caso de BBVA y Sabadell es diferente. Ambas entidades llevan años protagonizando rumores de fusión, que se vieron acrecentados cuando se confirmó la unión de CaixaBank y Bankia, al dejar menos jugadores en el tablero. De hecho, el mercado apuntaba a finales de este verano a una integración a tres bandas; BBVA, Sabadell y Kutxabank, pero las palabras del lehendakari Iñigo Urkullu del pasado octubre echaron por tierra esta operación. El Ejecutivo vasco se niega a que la entidad pierda su "capacidad de gestión, arraigo e independencia".
Las declaraciones de Urkullu enfriaron el baile de las fusiones, que terminó por congelarse con el cambio del paso del Sabadell. El consejero delegado de la entidad de origen catalán, Jaume Guardiola, a penas dos días después, cerraba públicamente la puerta a una fusión para centrarse en crecer en solitario a base de reducir costes en España y Reino Unido, acelerar la digitalización e incrementar el negocio de empresas. De hecho, la entidad ha puesto en marcha un ajuste de 1.800 empleados en España, el 11% de la plantilla, y adelanta a 2021 la salida de otros 900 trabajadores en su filial británica, TSB.
Ahora el Sabadell confirma que negocia con BBVA una integración y que se ha iniciado la due diligence, un hecho que también ha admitido este último. El grupo de origen catalán contrató en septiembre a Goldman Sachs con el objetivo de analizar fusiones, aunque también otras alternativas para mejorar la situación del banco como ajustes o venta de filiales. Por su parte, BBVA se apoya en JP Morgan para analizar la operación.

La necesidad de acelerar las fusiones por la pandemia para ahorrar costes a base de recortes de personal y oficinas y mejorar una rentabilidad muy tocada por el incremento de las provisiones para cubrir los futuros riesgos de la crisis sanitaria, ha cambiado el panorama de forma radical. Los consejos de administración de Unicaja y Liberbank analizan en la actualidad una integración, que se prevé que se formalice de forma inminente. Esta unión situaría al nuevo banco como la cuarta mayor entidad de España, asumiendo una integración de BBVA y Sabadell, con unos activos de 109.000 millones.