Se avecinan movimientos en el sector financiero español. Todos los banqueros y expertos consideran que la fusión de CaixaBank y Bankia conllevará, más pronto que tarde, nuevas operaciones de integración que permitirán un encaje completo de las piezas al puzle de la banca que empezó a montarse en la pasada crisis financiera.
Las entidades son conscientes de que tendrán que abordar este proceso para poder sobrevivir a las consecuencias de la pandemia, ya que la morosidad enseñará su lado más amargo el próximo año. Se espera que sea entonces cuando los impagos se disparen como consecuencia del fin de las medidas de alivio a las empresas y a los hogares. Aunque no todas admiten públicamente que protagonizarán integraciones.
El Santander y Bankinter se han descartado, pero en el mercado también recuerdan que CaixaBank manifestó su intención de seguir en solitario y ha sido el primero en dar el paso. La presidenta del grupo cántabro, Ana Botín, señaló hace unos días que "jugamos en otra liga", rechazando cualquier tipo de participación en la concentración en nuestro país.
En las últimas semanas en los mentideros financieros uno de los temas estrella de conversación es la posible fusión del Santander con BBVA, una operación que sería compleja, pero que sería bienvenida por el BCE. "No se descarta, pero dependerá de las urgencias de BBVA, de la evolución del 'caso Villarejo' y de la decisión de su presidente Carlos Torres", destacan algunas fuentes.
La entidad azul lleva tiempo señalando que analizará las oportunidades que surjan. Un mensaje que reafirmó esta semana su consejero delegado, Onur Genç, al asegurar que "podría haber oportunidades" y que éstas se analizarán.
Alternativas puede tener. La más clara es el Sabadell, que se ha quedado sin su pareja ideal, Bankia, y ahora estudia, junto a Goldman Sachs, sus opciones. Pero, de momento, BBVA se resiste a alcanzar un pacto con la entidades origen catalán, al considerar que una absorción sería muy costosa en términos financieros. Morgan Stanley ha calculado que la fusión de ambos llevaría aparejada unos gastos de reestructuración cercanos a los 4.000 millones y que el banco que preside Torres debería apelar a los inversores con al menos 2.500 millones para mantener los ratios de solvencia.
Otras posibilidades, tanto para BBVA como para Sabadell, son la búsqueda de los grupos de mediano tamaño, donde la presión es máxima y donde sus directivos venden cara una venta de o una unión al tener que perder el poder que ahora ostentan. De este colectivo, todos los analistas, entre ellos los Barclays, apuntan a que Liberbank y Unicaja están abocadas sí o sí a una integración.
Unicaja y Liberbank
Se da prácticamente por hecho que una y otra terminarán en manos de otros, siempre y cuando inicien de nuevo su propia integración que ya intentaron sin éxito hace algo más de un año. En algunos círculos se asegura que las conversaciones entre ambos han comenzado, aunque estas son puramente tentativas, por lo que no se descarta que en las próximas semanas haya algún tipo de acercamiento más estrecho.
El regulador presiona cada vez con más intensidad para que el proceso sea rápido y que queden en torno a 5 grandes entidades en nuestro país, aunque para que esto ocurra deberá pasar algún tiempo, entre tres o cuatro ejercicios, ya que será gradual ante la dificultad de unir más de dos entidades al mismo tiempo. Así, por ejemplo, CaixaBank y Bankia, una vez finalicen su operación, contarían con peso suficiente para abordar nuevas incorporaciones, incluso, a nivel comunitario. El que será su primer ejecutivo, Gonzalo Gortázar, deslizó el viernes de la semana pasada que uno de los objetivos del campeón nacional resultante será la internacionalización, abriendo la puerta a fusiones transfronterizas.
"Sobre la mesa el único movimiento que hay es la de CaixaBank y Bankia, aunque promete no ser el último", destaca el director adjunto de Scope Ratings, Marco Troiano. En los mismos términos se expresa el responsable de ratings soberanos de Asexor, Antonio Madera, quien subraya que con la integración del grupo catalán y el nacionalizado "se da el pistoletazo de salida a la consolidación bancaria".
Panorama complicado
Las entidades tendrán que levantar ingentes millones de euros para tapar el agujero de la morosidad que se avecina. Los expertos estiman que alcanzará el 12%, frente a menos del 5% actual. Además, el sector tendrá que invertir cuantiosas cantidades para culminar su salto tecnológico. Este esfuerzo lo van a tener que realizar con una actividad plana por la crisis del coronavirus y con unos tipos de interés en mínimos históricos y en negativo, lo que merma su capacidad de generación de ingresos. Así, la rentabilidad no se espera que suba del 3% frente al 10% que requieren los inversores y la única palanca con la que se cuenta es el recorte de gastos operativos. La vía más acelerada para un ajuste del cinturón es, precisamente, a través de las uniones.
En este escenario, el único banco que el mercado considera que podría mantenerse en solitario de entre los medianos es Bankinter, debido a su modelo de negocio y a los riesgos controlados. De hecho, es la entidad que presenta los mayores ratios de retorno al capital, muy por encima de la media. Si bien, los expertos no sacan de las quinielas del todo a Bankinter, ya que podría aprovechar oportunidades para crecer.