El Banco Santander centra sus planes de reducción de gastos en Reino Unido. El grupo prepara recortes y buscar sinergias a través de la tecnología para ahorrar costes por 500 millones en el negocio de su filial británica. El banco ya adelantó en su plan estratégico, anunciado en abril de este año, que su objetivo era recortar la base de costes de su negocio en Europa (integra España, Reino Unido, Portugal, Polonia y la financiera) en 1.000 millones de euros a medio plazo, para que bajaran de los 11.000 millones a los 10.000 millones de euros. Ahora confirma que la mitad de estos ahorros procederán de Reino Unido.
El Santander ya ha comenzado este año a ver los primeros ahorros en la filial británica pero será en 2020 cuando se intensifiquen. El grupo que lidera Ana Botín ya ha dejado ver su plan de recortes con el cierre de 140 sucursales (una quinta parte de la red) y unas 1.000 salidas. No obstante, el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, ya adelantó el pasado día 30, durante la presentación de resultados del tercer trimestre del año, que "siempre se pueden reducir costes para aumentar la rentabilidad". "Tenemos recorrido en costes y tenemos un compromiso con el mercado de bajar los costes en Europa", recalcó. A cierre de 2018 los gastos de explotación de Reino Unido se situaban en 2.995 millones de euros, por lo que la intención de la entidad es reducirlos en torno a un 17%.
La incertidumbre económica que genera el Brexit está lastrando el negocio del grupo en Reino Unido. A cierre del tercer trimestre del año, la filial británica obtuvo un beneficio de 828 millones de euros, un 23% menos que los 1.077 millones de euros que ganó en el mismo periodo del año anterior. Estas ganancias suponen que la aportación de entidad británica al beneficio del grupo se ha reducido al 10%, cuando en 2015 aportaba el 23% del resultado atribuido. La aportación del negocio de Reino Unido al grupo comenzó a caer en 2016, año en el que tuvo lugar el referéndum que abogó por la salida del país del resto de la Unión Europea. Así, en 2016 la aportación de Reino Unido bajó al 20%; en 2017, al 16%; y en 2018, al 13%.
Además, el banco anunció en septiembre que la filial británica sufrirá un impacto negativo de 1.500 millones de euros por la incertidumbre económica que deja el Brexit, sumado a un cambio regulatorio que obliga a separar el negocio minorista del de banca de inversión. El banco ha tenido que adaptar el valor de la franquicia en función de las perspectivas a largo plazo. El consejero delegado José Antonio Álvarez reconoció en la presentación de resultados del tercer trimestre que en Reino Unido tienen un entorno difícil en generación de ingresos porque hay un tipo de hipotecas cuyo saldo está cayendo.
Petición de los supervisores
Los últimos mensajes de los reguladores y supervisores a la banca española y europea se han centrado en incitar el ajuste de costes ante la baja rentabilidad del sector y el poco margen para obtener ingresos que tienen ante los tipos de interés en negativo y cuya fecha para que suban no se ve en el horizonte. El Banco de España destacó en el Informe de Estabilidad financiera publicado el pasado jueves y con datos relativos al segundo semestre del año que, desde finales de 2013, se observa un estancamiento de los gastos de explotación. El organismo reflejó que, a pesar de que se ha reducido el peso de los gastos de personal en el último año, han aumentado los relativos a la informática y comunicaciones, reflejando en cierta medida el proceso de digitalización y transformación tecnológica que están abordando las entidades. "La palanca de los gastos de explotación es una de las más importantes sobre las que las entidades tienen un control directo para aumentar la rentabilidad de su negocio", apuntaba el informe.
No obstante, cabe destacar que este estancamiento de los gastos llega después de que la banca haya cerrado el 45% de las oficinas desde la crisis económica y adelgazado el 33% de la plantilla. A pesar de los ajustes, desde 2008 los hastos de explotación sólo han caído el 13%. El presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), José Manuel Campa, señaló el pasado 22 de octubre que el entorno macroeconómico de bajos tipos de interés no favorece el crecimiento de los ingresos y los bancos tampoco son capaces de ajustar sus costes lo suficiente para mejorar su rentabilidad.
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