
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha reconocido que la economía se está apagando "más rápido de lo esperado, tras el fuerte rebote de los meses de verano". La francesa ha explicado que la segunda ola de covid-19 está lastrando al sector servicios, el que mayor peso tiene en el PIB de la zona euro, lo que a su vez está presionando a la baja la inflación y afectando al mercado laboral.
Un mensaje pesimista para el invierno
Los riesgos a la baja han aumentado por el avance de la segunda ola de covid-19, la incertidumbre y los nuevos confinamientos. Todo ello está haciendo que la actividad económica se resienta en el cuarto trimestre del año. La demanda es débil en este escenario, lo que a su vez ejerce presión a la baja sobre la inflación. También ha señalado que "la desigualdad se está implantando entre sectores, con los servicios sufriendo el golpe más importante", mientras que la industria está resistiendo mejor el golpe.
Por todo ello, el crecimiento del cuarto trimestre será más bajo de lo que esperaba el BCE: "La desaceleración comenzó a aparecer en septiembre y se está agravando, pero no sabemos si el dato de PIB terminará siendo negativo en el cuarto trimestre, esto depende del coronavirus y de su expansión, ahora mismo es muy difícil de predecir cuáles serán los números para este trimestre". La presidenta ha reconocido, también, que las elecciones de EEUU o el Brexit son elementos importantes a tener en cuenta, puesto que pueden ser 'riesgos' geopolíticos, aunque no ha entrado a valorarlos.
Las oscuras perspectivas que ha dibujado Lagarde ha hundido al euro a mínimos de un mes, llegando a perder los 1,17 dólares. La divisa comunitaria baja casi un 0,5% frente al billete verde ante los nuevos estímulos que aplicará el BCE en diciembre.
Inflación en tasas negativas
Además, la presidenta ha advertido que la inflación se está viendo presionada a la baja por los precios de la energía y ha anticipado que seguirá en tasas negativas hasta principios del próximo año. Y ha añadido que los consumidores se están volviendo más cautelosos por la pandemia. "Las presiones sobre los precios a corto plazo seguirán siendo moderadas debido a la debilidad de la demanda", especialmente en sectores golpeados por la la pandemia, "caída de salarios y la apreciación del euro". Pese a estas circunstancias, Lagarde ha descartado por completo un escenario de deflación.
La banquera gala espera que una vez pasado el impacto de la pandemia, la demanda ayude a que los precios se recuperen a medio plazo, gracias al respaldo "de las políticas fiscales y monetarias".
Más estímulos en diciembre
En la parte técnica, el BCE no ha movido ficha pese a la caída de la inflación y el frenazo de la recuperación económica en la zona euro. El tipo de interés principal de refinanciación se mantiene en el 0%, el de depósito en el -0,5% y el de facilidad de crédito en el 0,25%. El banco central ha preferido dejar los deberes para la cita de diciembre para revisar su política monetaria y calibrar los programas de estímulo con más información, como ya avanzó el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos.
No obstante, el comunicado del BCE deja algunos detalles negativos sobre la situación actual: "En el entorno actual de riesgos claramente inclinado a la baja, el Consejo de Gobierno evaluará cuidadosamente la información nueva, incluida la dinámica de la pandemia, las perspectivas de lanzamiento de vacunas y la evolución del tipo de cambio. La nueva ronda de proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema en diciembre permitirá una reevaluación exhaustiva de las perspectivas económicas y el equilibrio de riesgos", sentencia la nota.
"Sobre la base de esta evaluación actualizada, el Consejo de Gobierno recalibrará sus instrumentos, según proceda, para responder a la situación actual y garantizar que las condiciones de financiación sigan siendo favorables para apoyar la recuperación económica y contrarrestar el impacto negativo de la pandemia en la inflación proyectada. Esto fomentará la convergencia de la inflación hacia su objetivo de manera sostenida, en línea con su apuesta por la simetría", sentencia el comunicado del banco central. El mercado espera que el instituto monetario aumente en otros 500.000 millones el PEPP.
Lagarde ha querido dejar claro que todas las herramientas, incluidas las TLTRO son objetivo de ser potencialmente recalibradas si fuera necesario. De modo que el BCE deja la puerta abierta a mejorar aún más las condiciones para la banca de estas inyecciones de liquidez a largo plazo que están remuneradas para los bancos que las piden.
Se mantiene el PEPP
El programa de estímulos contra la pandemia (PEPP por sus siglas en inglés) se ha mantenido intacto con un monto total de 1,350 billones de euros. La tranquilidad en el mercado de deuda soberana ha permitido al banco central reducir el ritmo de compras mensuales, lo que deja más munición para el futuro.
De este modo, el BCE no ha cambiado nada en su política monetaria desde que en junio anunciase un fuerte incremento del PEPP en 600.000 millones de euros, a la par que mejoró las condiciones de las subastas de liquidez a largo plazo (TLTRO por sus siglas en inglés). En la pasada reunión de septiembre, el debate se centró en la apreciación del euro. En esta ocasión, el euro ha perdido los 1,18 dólares y parece que los focos se centrarán en la nueva recaída de la economía y en los posibles movimientos del BCE en diciembre.
En la reunión de política monetaria de diciembre, el BCE ya contará con las nuevas previsiones 'macro' para la zona euro, el resultado de las elecciones en EEUU y una posible resolución del Brexit y su impacto en los mercados, recabando así mayor información acerca de los riesgos que afronta la economía del euro.