Redactor de elEconomista.es. Este es un buen sitio para encontrar informaciones de bolsa y mercados financieros. También escribo en Ecotrader y podrás escucharme en el podcast Estrategia de Mercado.

Comprar bolsa estadounidense actualmente podría ser interpretado como ir a contracorriente. Bancos de inversión como Bank of America recogen cómo los inversores estadounidenses se muestran ansiosos por soltar las acciones de Wall Street. La guerra comercial y su impacto en el mercado puede justificar parte de esta tendencia. Que índices como el S&P 500 estén de nuevo en máximos históricos podría ser otro motivo. Sin embargo, el cambio entre el euro y el dólar actual es una red de seguridad para el inversor de la eurozona. El cruce de un euro por 1,18 dólares no evitará una eventual caída, pero amortiguará el impacto e incluso impulsará la rentabilidad de la inversión si el dólar recupera su posición en el mercado de divisas.

Hace calor en todas partes, lo que no es una novedad para nadie. La noticia está en que la ola de calor que atraviesa la mayor parte de Europa afecta también a las cotizadas del Viejo Continente. La cadena británica de comida Greggs se desploma este miércoles más de un 12% dentro de la bolsa del Reino Unido. Y este desplome no tiene que ver con la guerra comercial o con la situación geopolítica del mundo: son las altas temperaturas las que llevan a los inversores a cerrar sus posiciones en esta compañía dentro del índice Stoxx 600.

Comienza a ser tradición en España: antes de afrontar una salida a bolsa, el accionista de la compañía a debutar dispara su último dividendo previo a cotizar. Lo hicieron los Puig con la perfumista, lo hicieron los Gallés con Europastry y lo ha hecho Blackstone con Cirsa. El fondo estadounidense se repartió 230 millones de euros con cargo a prima de emisión, un payout del 161% de su beneficio neto ajustado. En este caso, eso sí, el dinero sirvió para financiar una reducción de deuda a través de una inyección de capital.

Cirsa ya pone fecha a su salto al parqué. La compañía del juego y las apuestas aspira a debutar en el mercado español el 9 de julio, fecha en la que empezará a cotizar como una empresa pública. La compañía ha presentado en su folleto ante la CNMV un precio de 15 euros por acción que ya adelantó elEconomista.es y que daría una valoración de la compañía de 2.520 millones de euros de capitalización bursátil.

El mercado tiene sus propias motivaciones para fortalecer al euro frente al dólar estadounidense pero acaba de encontrar un nuevo incentivo para seguir subiendo. El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis De Guindos, comentó en el foro de Sintra que ve difícil que el euro sobrepase un cruce en los 1,20 dólares. Aún no alcanzó esta referencia, pero la divisa común de la eurozona acaba de perforar los 1,18 dólares al cambio que implica anotar un nuevo máximo en más de cuatro años.

El paso lógico de Cirsa en su salida a bolsa era presentar un precio de oferta que finalmente se situó en los 15 euros por acción. Esto, unido al número total de acciones implica una valoración por parte de Blackstone, accionista mayoritario, de 2.520 millones de euros de capitalización bursátil para la aspirante a cotizada del juego y las apuestas. Sin embargo, los múltiplos a los que cotiza el sector europeo y la expectativa de beneficio bruto de la compañía elevan el valor de Cirsa (una vez descontada su deuda) por encima de los 4.100 millones de euros. Es decir, la inminente operación de salida a bolsa de la compañía se produciría con un descuento superior al 39%.

Cirsa da un nuevo paso en su salida a bolsa. La compañía ha comunicado a la CNMV el precio de su oferta en su debut bursátil en los 15 euros por acción. Con este precio, desde Blakstone, máxima accionista de la compañía del juego y las apuestas, estaría valorando a la aspirante a cotizada en 2.520 millones de euros de capitalización bursátil. Esto implicaría presentar un descuento frente a la media del sector si se compara con cómo cotizan sus comparables respecto al beneficio esperado para 2025.

Con el mes de julio recién arrancado, los expertos miran a un segundo semestre en el que la atención girará hacia los bancos centrales, la inflación y las negociaciones bilaterales que tratan de evitar una guerra comercial. La inmensa mayoría de firmas de análisis y de inversión auguran que el resto del 2025 seguirá tensando a la bolsa y al mercado de deuda. En este entorno, los bonos de larga duración no son la mejor opción, según los expertos. Y desde BlackRock se alinean con este pensamiento, ya que los riesgos podrían materializarse en más caídas de precios (aumento de las rentabilidades a vencimiento) en los bonos soberanos para el resto del año sin que el dólar o las tradicionales estrategias de inversión puedan amortiguar la caída. "Puedes correr pero no cubrirte", sintetizan desde la firma con su escenario base para los próximos meses.

El 2025 está a punto de hacer el medio año, un momento para que el mercado de renta fija haga balance de lo que ha pasado y reflexione de lo que está por venir en el segundo semestre. Después de seis meses en los que la guerra arancelaria y las negociaciones comerciales hayan afectado a la renta fija, el bono de EEUU a diez años se sitúa en el 4,25% de rentabilidad mientras que el soberano alemán con el mismo vencimiento está en el 2,60%. Son casi 170 puntos básicos de diferencia. Sin embargo, esta está más cerrada que en el primero de enero porque la deuda europea se tensó más que la estadounidense en este tiempo.