Desde que Rusia atacó a Ucrania, los países europeos están buscando una salida al callejón geoestratégico en el que están encerrados la gran mayoría de ellos: Rusia es su principal suministrador de gas, una fuente de energía imprescindible para mantener a las casas calientes y a la industria en marcha sin recurrir a los combustibles fósiles más contaminantes, como el carbón. La respuesta occidental a la guerra desatada por Rusia ha sido intentar cortar todas las relaciones económicas posibles. El objetivo ahora es buscar un sustituto para este gas sin sumir a Europa en una crisis energética sin recedentes. Y los países más grandes ya están dando pasos.

Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.