Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.
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Al fin hubo fumata blanca. Este jueves, tras haber traspasado todas las fechas límite y con numerosas amenazas de ruptura a sus espaldas, la Unión Europea y el Reino Unido han firmado el acuerdo comercial que regirá las relaciones económicas entre ambos países desde el 1 de enero, sin aranceles ni cuotas para el comercio de bienes. Un fin al largo y arduo proceso del Brexit, que se hará realidad con las campanadas de la próxima semana tras casi cinco años agónicos.

Cuando el principal obstáculo para un acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido quedó reducido a las cuotas pesqueras, los expertos con más conocimiento de este tipo de negociaciones pronosticaron que alguna solución se acabaría encontrando: ni unos ni otros iban a permitir una crisis histórica por culpa de un sector que no supera el 0,1% de la economía de ambas partes. Y, a falta de 10 días para que llegue el fatídico Brexit sin acuerdo, parece que las nubes se están despejando para completar el acuerdo in extremis.

"El 2020 va a ser un año fantástico para Reino Unido". Con estas fatídicas palabras celebraba el primer ministro británico, Boris Johnson, el año nuevo hace 356 interminables días. A falta de 10 días para empezar 2021, y tras batir un récord de caída del PIB que había aguantado más de 300 años, el siguiente parece avecinarse más fantástico todavía: con un bloqueo aéreo y comercial, sin ningún acuerdo comercial ni opciones de ampliar el periodo transitorio del Brexit y con los casos de covid disparados por la nueva cepa del virus. Un panorama que nadie sabe si se podrá soportar sin un caos total.

El problema de dejarlo todo para el último momento es que a veces es imposible arreglarlo todo antes de que se acabe el tiempo. Una lección que pueden vivir de nuevo los congresistas estadounidenses. Las negociaciones sobre el nuevo paquete de estímulos están obstaculizando los nuevos presupuestos, y todo apunta a que el Gobierno podría quedarse sin fondos esta misma noche.

Cada día que pasa, las posibilidades que el Reino Unido empiece a desmembrarse crecen. Las últimas encuestas muestran un fuerte aumento del independentismo en Escocia, empujado por el Brexit y la enorme impopularidad del primer ministro británico, Boris Johnson. Una situación que se vuelve cada día más preocupante para los partidarios de la unión, con unas elecciones autonómicas en cinco meses que pueden dar una mayoría absoluta aplastante a los defensores de la independencia.

Siguen las negociaciones a toda prisa para el acuerdo del Brexit, espoleadas por la verdadera fecha límite del 31 de diciembre. La presión del reloj está consiguiendo lo que hasta ahora había resultado imposible, y las noticias de Bruselas apuntan a avances en uno de los tres asuntos más espinosos, la competencia justa entre la UE y Reino Unido, lo que dejaría al tema de la pesca como el mayor obstáculo para un acuerdo.

No hubo tránsfugas ni violencia en las calles, como habían amenazado algunos grupos radicales este fin de semana. Joe Biden ha obtenido 306 votos en el Colegio Electoral, la institución que oficialmente elige al presidente de EEUU, superando con claridad los 270 votos que marcan la mayoría absoluta. Un resultado que le deja a falta de un solo trámite para certificar su victoria.

Quedan poco más de dos semanas para que el Reino Unido culmine su salida de la UE y las negociaciones sobre el acuerdo comercial que regulará las relaciones entre ambos desde enero siguen en el aire. Los principales obstáculos tienen que ver con el control de la competencia y las regulaciones que Reino Unido podrá aplicar. Pero, junto a estos dos temas de importancia fundamental para el comercio, aparece un asunto que, en principio, no parece tan grave: la pesca. Pero la realidad es que este tema tiene una importancia política desorbitada, y puede acabar dando al traste con el acuerdo. ¿Por qué?

Por si faltaba algo a la crisis política que vive EEUU ante la negativa de Donald Trump a conceder la derrota, este viernes puede llegar una nueva crisis administrativa: un veto presidencial a la ley de Financiación de Defensa. Todo eso tras evitarse un cierre del Gobierno al acordarse a última hora una prórroga de los presupuestos, que vencen esta noche.