Es cierto que la histórica subida de los tipos de interés ha frenado y revertido, en muchos casos, la que parecía una imparable tendencia al alza de los precios de la vivienda en Europa. Salvo en economías como España, Portugal o Grecia, los precios de los inmuebles han sentido el encarecimiento del precio del dinero. La subida de tipos del Banco Central Europeo ha moderado la actividad hipotecaria y enfriado (o simplemente retrasado) la demanda de vivienda. Sin embargo, el inmobiliario sigue gozando de una demanda saludable, la oferta ni está ni se la espera, y el BCE ya ha comenzado a bajar los tipos, al tiempo que la economía y el mercado laboral siguen mostrando signos de fortaleza. Mientras que diferentes factores están frenando la inversión en nueva vivienda (construcción), otros tantos estimulan la demanda. Todo hace indicar que el precio de los inmuebles va a subir como si de una burbuja se tratase, pero la diferencia esta vez es que no va a haber tal burbuja porque los fundamentales van a respaldar ese encarecimiento.