Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Materias primas

Tras un acuerdo histórico de la OPEP y sus aliados para recortar la producción (alrededor de un 10% de la oferta global), lo normal sería ver grandes subidas en los precios del petróleo. Sin embargo, no solo no se están produciendo grandes subidas, sino que el crudo de tipo Brent, de referencia en Europa, ha llegado a caer un 2% en los mercados de futuros, poniendo en peligro la zona de los 30 euros por barril. La explicación a este contradictorio movimiento se puede desagregar en dos factores: por un lado, el mercado había descontado este recorte (o incluso uno mayor) durante la semana pasada con subidas intensas. Por otro, el coronavirus y su impacto en la economía avanza mucho más deprisa que las tediosas negociaciones entre los países del cártel petrolero. Este recorte de 9,7 millones de barriles por día se negoció sobre un escenario en el que la demanda global caía entre 15 y 20 millones de barriles por día. Ahora, se empiezan a contemplar escenarios en los que la demanda se reduzca entre los 20 y los 35 millones por día.

Materias primas

El desplome en el consumo de petróleo por el impacto del coronavirus y las medidas adoptadas por los gobiernos está generando un exceso de oferta de crudo sin precedentes. La Agencia de la Energía de EEUU ha publicado un aumento de los inventarios de petróleo crudo de 15,2 millones de barriles en una sola semana, hasta alcanzar los 484 millones de barriles almacenados en total. Es decir, durante los últimos siete días ha 'sobrado' en EEUU una cantidad de crudo similar a la que consumiría España (en tiempos normales) en catorce días.

Métodos de pago

La pandemia del coronavirus amenaza con cambiar muchas de las cosas que hasta ahora eran habituales en la vida de los ciudadanos. Entre estos cambios podría estar también uno que viene gestándose de hace mucho tiempo: el fin del uso del dinero en efectivo como método de pago. Parece que en varios países se han disparado las búsquedas que relacionan al uso de los billetes y las monedas con la transmisión del coronavirus, mientras que algunos datos dejan entrever que el uso de este dinero se ha reducido en algunos países durante la pandemia, lo que podría fomentar el uso de otros métodos de pago. El fin del dinero en efectivo puede tener algunas ventajas, pero también puede ser una amenaza para la libertad del ahorrador y aumentar el coste y el tiempo necesario de ciertas transacciones.

Materias primas

El desplome de la demanda de petróleo a causa del impacto del coronavirus ha provocado un colapso histórico en los precios del petróleo. Tras haber caído a mínimos de 2002, ahora busca algo de aliento en unas negociaciones que podrían dar como resultado un pacto global sin precedentes. Parece que Rusia y Arabia Saudí (segundo y tercer mayor productor del mundo) han dejado a un lado sus amenazas de aumentar la producción y ahora se centran en buscar una coordinación global (al estilo de los bancos centrales en tiempos de crisis) que incluya a EEUU y otros países que no se 'juntan' habitualmente con la OPEP para alcanzar acuerdos. Tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias.

Economía global

La madre de todas las recesiones. Este es el apelativo que le han otorgado los analistas del banco Unicredit a la crisis económica causada por el coronavirus. Una recesión con una profundidad que no tiene parangón en tiempos de paz, pero de la que se esperaba que terminase pronto y con una salida rápida, limpia y vigorosa (recuperación en forma de 'V'). Sin embargo, las probabilidades de este escenario se reducen a medida que se va sabiendo más sobre el coronavirus y sobre su impacto en la actividad de los países afectados. La pandemia se está prolongando, las medidas de control están siendo drásticas y su levantamiento se prevé muy progresivo, lo que dará lugar a una recuperación con la forma del logo de la firma deportiva Nike: una caída profunda y una recuperación menos intensa que impedirá a los países alcanzar su nivel previo de PIB en los próximos trimestres o años. Además, esta recuperación puede contener nuevas recaídas si el coronavirus no desaparece por completo, algo que parece improbable a día de hoy.