Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Mercado laboral

Los peores pronósticos se han cumplido con creces. Las peticiones semanales de subsidio por desempleo en EEUU se han disparado hasta los 3,283 millones, alcanzando un nuevo récord en la historia del país. El impacto del coronavirus en la mayor economía del mundo está haciendo mella en un mercado laboral que ha pasado de las 281.000 peticiones de la semana pasada hasta los 3,283 millones publicadas este jueves, un incremento de tres millones en una sola semana, algo sin precedentes. Este dato deja obsoleto el anterior máximo de 695.000 peticiones que data de octubre de 1982 y los 665.000 de marzo de 2009.

Los tanques están a rebosar

El mundo podría quedarse sin espacio para almacenar petróleo en cuestión de meses. El consumo de petróleo se está deteniendo a medida que las restricciones se extienden a lo largo del mundo en un intento por detener los contagios por coronavirus. A la par que este sucede, los grandes productores siguen bombeando 'oro negro', generando una sobreoferta en el mercado que está llenando hasta los topes los tanques de almacenamiento de petróleo. Este exceso de 'oro negro' ya extraído y acumulado en inventarios está hundiendo el precio del crudo físico (al contado, para entrega inmediata) hasta casi 10 dólares por debajo de los futuros de petróleo para finales de año. Esta situación se conoce como 'supercontango' y evidencia que la infraestructura global para almacenar el petróleo está llegando a su límite. Si llega el momento en el que no cabe más petróleo en tanques, oleoductos y petroleros, el precio del crudo podría sufrir un nuevo colapso hasta caer a los 10 dólares por barril, mínimos de 1999, según los economistas de Citigroup.

Economía

Ahora que ya se ha asumido que la recesión es inevitable se empiezan a calcular (no sin dificultad) los costes de la misma y su profundidad. Parece evidente que en los países donde la pandemia ha tenido mayor impacto en términos proporcionales serán también las economías más castigadas, pero además de este factor igualmente es relevante la estructura productiva de cada país para saber cómo será la recesión, cuánto durará y con qué vigorosidad se saldrá de ella. España ha sido uno de los países golpeados con mayor fuerza por el coronavirus, por lo que la recesión amenaza con ser más profunda que en la zona euro, pero además el peso notable del turismo y la hostelería puede suponer otro lastre para la actividad nacional, según prevén los expertos. La confianza podría tardar algo más en volver a sectores en los que el contacto humano y la movilidad resultan casi inevitables, como es el caso del turismo o la hostelería.

Materias primas

Bajo los tendencias que dominan ahora mismo el mercado del petróleo (sobreoferta creciente y demanda a la baja), el precio de esta materia prima está condenando a mantenerse en los niveles actuales o incluso por debajo, es decir, cerca de mínimos de 2003 y 2002. Sin embargo, en los últimos días ha comenzado a sobrevolar una idea entre algunos miembros de la Administración Trump y otros expertos en Texas que podría cambiarlo todo en el corto plazo para el crudo. Aunque todavía es muy improbable (y quizá ilegal), los contactos entre EEUU -mayor productor del mundo- y Arabia Saudí -mayor exportador- se están produciendo con el objetivo de analizar el desplome del petróleo y sus consecuencias sobre la economía. Un alianza (lo que sería un cártel) entre EEUU y Arabia Saudí (habría que sumar los países de la OPEP) supondría tener el control de más del 40% de toda la oferta global de crudo, con una influencia sobre los precios notable.

Crisis del coronavirus

"Tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias", aseguraba la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, hace unos días. Los gobiernos, por su parte, también parecen dispuestos a todo siempre y cuando cuenten con el respaldo de la política monetaria. La última frontera parece más fina que nunca. La separación entre banca central y gobiernos (tesoros) ha sido una frontera infranqueable durante décadas en las economías desarrolladas. La imposibilidad de monetizar la deuda a través de la creación de dinero por parte del banco central ha sido clave para mantener unos precios estables y la confianza en estas instituciones. Sin embargo, llegados al punto actual, con unas herramientas convencionales que están prácticamente agotadas, una economía que se enfrenta a una recesión profunda y unas expectativas de inflación que a la baja, esta frontera está más cerca que nunca -en los últimos años- de cruzarse. Para intentar mantener la economía viva (o al menos congelada) mientras que el coronavirus lo paraliza todo, quizá estas instituciones se vean obligadas a ir más allá y comprar deuda directamente en el mercado primario (ahora mismo prohibido en los estatutos del BCE) o entregar dinero a familias y empresas sin necesidad de que sea devuelto, al menos hasta que el temporal amaine de forma clara. La relación entre gobiernos y bancos centrales se estrecha más todavía.

Materias primas

El colapso de los precios del petróleo supone una dura losa para los grandes exportadores de esta materia prima. Sin embargo, también puede ser una gran oportunidad para los importadores netos (los que consumen más crudo del que producen). China siempre ha estado al acecho y al igual que aprovechó el desplome del 'oro negro' entre 2014 y 2016, ahora no va a ser diferente. El país está devorando petróleo crudo en los mercados internacionales para llenar sus reservas de petróleo hasta los topes. El 'gigante asiático' está aprovechando la ampliación de la infraestructura de almacenaje de crudo que ha realizado en los últimos años y podría acumular más de 1.000 millones de barriles de petróleo en su territorio, superando de lejos las reservas estratégicas de EEUU.

Economía

Mala suerte, una gestión lenta y deficiente, una unión monetaria inacabada... Pueden ser muchos los motivos, pero lo cierto es que las últimas dos crisis han nacido muy lejos de Europa y van a terminar 'arrasando' la economía del Viejo Continente con más intensidad que las de otras regiones. La crisis global de 2007-2008 tuvo su origen en EEUU, pero fue la Eurozona la que padeció con mayor crudeza sus efectos, con una doble recesión que estuvo cerca de terminar con el euro entre 2011 y 2012. Ahora, una enfermedad que parecía al principio focalizada en la ciudad china de Wuhan, a 8.659 kilómetros de Bruselas (capital europea), probablemente, terminará causando los mayores estragos económicos (y humanos) en la zona euro. No solo la temeraria predicción de Deutsche Bank vaticinando un desplome del PIB del 24% en la zona euro en el segundo trimestre, el consenso de los expertos prevé una recesión más profunda y, quizá, duradera en los países del euro que en el resto del mundo. Si la tercera edad es población de riesgo con el coronavirus, la zona euro parece ser 'una economía de riesgo' con casi cualquier shock importante que se produzca en el mundo.