Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Economía

Esta vez sí es diferente. La llegada de una recesión, que ya parece imparable, está siendo desatada por un pánico que supera con creces al miedo que genera la propia economía. La salud está por encima del dinero, y por eso las inyecciones, los programas de estímulos a gran escala y el crédito gratis podrían calmar levemente el dolor, pero no curar la crisis de confianza del coronavirus. Cuando el problema era de oferta, los bancos centrales no podían mitigarlo (ellos alteran el lado de la demanda a través de sus políticas) y ahora que también es de demanda, tampoco pueden devolver la confianza mientras el coronavirus siga expandiéndose. Salvo milagro (aparición de una vacuna inminente o algo similar), los encargados de formular las políticas en el mundo (gobiernos, bancos centrales...) van a necesitar tomar medidas mucho más extremas para salvar a la economía global de un colapso. Como dice Joachim Fels, asesor económico de Pimco, "es el momento de tocar todas las palancas para que la ya inevitable recesión no se convierta en una auténtica depresión económica".

Materias primas

El precio del barril de Brent se ha desplomado cerca de un 55% desde los máximos de principios de enero (este lunes se hundió otro 11%). La caída ha llevado al precio del conocido como 'oro negro' incluso a perder los 30 dólares, mínimos desde 2016. Los precios del crudo se encuentran acorralados por un golpe doble que dejan a esta materia prima al abismo de un colapso sin precedentes en la historia. Normalmente el precio del crudo corrige cuando la demanda pierde fuerza (por una crisis, por ejemplo) o cuando los productores aumentan con fuerza la extracción de crudo (oferta) para ganar cuota de mercado vendiendo a menores precios. En esta ocasión el golpe viene de ambos lados: el coronavirus está provocando la primera caída en la demanda de crudo desde 2009, mientras la guerra de precios entre Arabia Saudí, Rusia y el fracking de EEUU está inundando el mercado de petróleo 'barato' con tal intensidad que la situación no tiene precedentes, según el director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Política monetaria

Esta ha sido la primera semana realmente de acción desde que Christine Lagarde llegó a la presidencia del Banco Central Europeo. Quizá por intentar contentar a todo el Consejo de Gobierno o quizá por principiante, algunas de sus respuestas y medidas tuvieron efectos no deseados sobre la confianza de los inversores y los mercados. Una de las frases que marcó su intervención provocó un rápido aumento de las primas de riesgo de países como España o Italia, un error que intentó subsanar rápidamente concediendo una entrevista inédita a la CNBC para corregir lo que había puesto en duda minutos antes: el compromiso del BCE para evitar la fragmentación en el mercado de bonos soberanos que tanto daño hiciera durante la crisis de deuda soberana de 2012.

Política monetaria

Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha hecho un llamamiento desesperado para que los gobiernos tomen medidas contra la expansión del coronavirus y para que actúen con políticas económicas que contrarresten su impacto en la economía. Los gobiernos deben aprovechar los bajos tipos de interés para suavizar la incertidumbre que lastra el consumo y la inversión, ha defendido.

Política monetaria

El Banco Central Europeo (BCE) ha sacado artillería de un arsenal que parecía prácticamente vacío en un intento por contrarrestar el impacto económico del coronavirus. El instituto monetario ha lanzado nuevas inyecciones de liquidez (una especie de barra libre con condiciones muy generosas para la banca) y ha disparado el tamaño del paquete de estímulos: se sumará una dotación temporal de compras adicionales de activos netos (QE por sus siglas en inglés) por 120.000 millones (frente a los 20.000 millones mensuales actuales) hasta el final del año, "asegurando una fuerte contribución de los programas de compras del sector privado (bonos corporativos)". En combinación con el programa de compra de activos existente, esto apoyará unas condiciones de financiación favorables para la economía real en tiempos de mayor incertidumbre, según sostiene el comunicado. Sin embargo, el banco central ha dejado intactos los tipos, pese a que el mercado descontaba, al menos, una rebaja de diez puntos básicos sobre la tasa de depósito (donde la banca guarda su liquidez). El escaso margen del Banco Central Europeo, al encontrarse ya inmerso en el mundo de los tipos negativos, ha podido marcar la diferencia con otros bancos centrales como la Fed o el BoE que sí han rebajado tipos.

Política monetaria

Este lunes la Reserva Federal anunciaba una ampliación bastante generosa de las inyecciones de liquidez en el mercado de 'repo' (acuerdos de recompras). El banco central ha duplicado el tamaño de las inyecciones a 14 días y aumentaba un 50% las diarias. Con esta medida esperaba satisfacer la demanda de los bancos y otros participantes de los mercados monetarios. Sin embargo, las firmas financieras han vuelto a demandar reservas (liquidez pura) por encima del nivel que ofrece la Fed en el mercado de 'repo' a 14 días, mientras que en los intercambios a un día se está rozando el límite. Estos movimientos evidencian cierta ansiedad en los mercados monetarios ante un entorno volátil y de incertidumbre. El lanzamiento de un programa de estímulos (QE por sus siglas en inglés) en toda regla podría ayudar a aliviar estas tensiones que amenazan con disparar el interés a corto plazo.