Esta ha sido la primera semana realmente de acción desde que Christine Lagarde llegó a la presidencia del Banco Central Europeo. Quizá por intentar contentar a todo el Consejo de Gobierno o quizá por principiante, algunas de sus respuestas y medidas tuvieron efectos no deseados sobre la confianza de los inversores y los mercados. Una de las frases que marcó su intervención provocó un rápido aumento de las primas de riesgo de países como España o Italia, un error que intentó subsanar rápidamente concediendo una entrevista inédita a la CNBC para corregir lo que había puesto en duda minutos antes: el compromiso del BCE para evitar la fragmentación en el mercado de bonos soberanos que tanto daño hiciera durante la crisis de deuda soberana de 2012.
El mínimo detalle en la comunicación del BCE puede causar grandes giros en los mercados, ya sea para bien o para mal. Del mítico whatever it takes de Draghi que ayudó a salvar al euro hemos pasado al "fiasco en la comunicación que empañó el paquete de medidas del BCE", sostiene Oliver Rakau, economista jefe de Alemania para Oxford Economics.
"La puesta en escena de la presidenta Lagarde en la rueda de prensa fue codificada en varios frentes, que al menos inicialmente parecían listos para calmar las condiciones financieras". Un paquete de medidas que incluía una batería de inyecciones de liquidez a disposición de la banca, un programa de estímulos que contará con 120.000 millones de euros más hasta final de año o las TLTRO más generosas de la historia quedaron en segundo plano por la falta de pericia comunicativa.
Un paquete bonito con un envoltorio muy feo
"Varios comentarios de Lagarde debilitaron el efecto del paquete. La banquera cuestionó de forma implícita el papel del BCE como prestamista de última instancia, aunque finalmente lo aclaró con una aparición inmediata sin precedentes en un medio de comunicación", explica Rakau.
Lagarde aseguró en rueda de prensa que el BCE no estaba para cerrar brechas en los rendimientos de los bonos soberanos. Este comentario hizo saltar las alarmas al dejar entrever que el BCE podría dejar de actuar como prestamista de última instancia si algún país lo necesitaba. El interés de los bonos de España e Italia se disparó en el mercado secundario, ensanchando de forma exponencial la prima de riesgo de estos países (diferencial de interés con el bono alemán). Más tarde, Lagarde concedió una entrevista a la CNBC en la que se dedicó a reiterar "el absoluto compromiso del BCE para evitar cualquier tipo de fragmentación".
La banquera fue más allá y aseguró que "usará todas las herramientas, incluyendo el programa de compra de activos, e incluso rebasando las claves de capital (lo que permitiría comprar más bonos italianos en proporción, por ejemplo), para apoyar al euro y evitar cualquier riesgo".
Por otro lado, "de forma involuntaria dio la impresión de que la caja de herramientas del BCE estaba prácticamente agotada", asegura el economista de Oxford Economics. Lagarde puso el acento en la política fiscal y la necesidad de actuación por parte de los gobiernos. "La falta de claridad sobre las alternativas del BCE en caso de que fueran necesarias dejó en una posición vulnerable al banco central".
Por último, aunque Lagarde lo mencionó, quizá no hizo excesivo énfasis en el espacio que tiene el BCE para seguir recortando tipos. Philip Lane, economista jefe de la institución, ha tenido que salir a la palestra este viernes para recordar que el BCE tiene la capacidad de recortar tipos en el futuro y evitar cualquier incremento de las primas de riesgo en la zona euro. El BCE dejó este jueves el tipo sobre la tasa de depósito en el -0,5%. El banco central puede recortar aún más esta penalización sobre el exceso de liquidez de la banca y aumentar a la par el múltiplo sobre las reservas mínimas que exime a una parte de esa liquidez bancaria de pagar el peaje, reduciendo el golpe a la ajada banca europea.
De modo que aunque el paquete de medidas iba bien dirigido y cumplía casi con todo lo esperado, la forma de venderlo estuvo lejos de ser óptima. Las bolsas cerraron con caídas históricas y los rendimientos de la deuda española e italiana se dispararon, mientras que la alemana seguía profundizando en los rendimientos negativos. Tras las explicaciones de Lagarde y un análisis pormenorizado de las medidas anunciadas ayer, hoy las bolsas rebotan con fuerza y se respira algo más de optimismo, por ahora.