
La reunión del Banco Central Europeo del pasado 12 de octubre dejó muchos cambios que afectan de forma directa a la banca. El 30 de octubre entra en funcionamiento uno de ellos, el sistema de tramos que pretende despenalizar una parte del exceso de reservas (dinero que la banca mantiene ocioso en el BCE) que hasta esa reunión estaba penalizado con un -0,4%, lo que suponía para el sector un desembolso anual de más de 7.000 millones de euros. Este sistema, cuyo funcionamiento es algo tedioso, permitirá a la banca española reducir su factura con el BCE en casi un 70% a pesar de que la tasa sobre la facilidad de depósito se ha agravado hasta el -0,5%.
El 30 de octubre se establecerán dos tramos (tiering system) en la remuneración de las reservas, en los cuales una parte del exceso de liquidez quedará exento de la facilidad negativa de depósito, concretamente una porción del exceso de reservas total que la banca guarda en el BCE por un tiempo indefinido. Esa porción exenta se calculará multiplicando por seis las reservas mínimas requeridas por el BCE y se remunerará al 0% de interés (mismo porcentaje que las reservas mínimas requeridas). Sin embargo, las entidades seguirán pagando por el dinero que aparcan a un día en la facilidad de depósito, que suma unos 550.000 millones de euros, y por la cantidad que supere esa fórmula (seis multiplicado por las reservas mínimas) sobre el exceso de reservas, donde tienen aparcado más de un billón de euros por tiempo indefinido, casi todo perteneciente a la banca alemana y a la banca francesa.
A pesar de que son los bancos franceses y alemanes los que más dinero tienen aparcado en el BCE, son los italianos y los españoles los más beneficiados en términos relativos (que no absolutos) de la medida. Los bancos germanos, galos y finlandeses van a seguir manteniendo grandes cantidades de exceso de liquidez después de multiplicar por seis sus reservas mínimas requeridas, mientras que los españoles se quedan con una porción muy pequeña, dado sus bajos niveles de exceso de liquidez.
David Owen y Marchel Alexandrovich, economistas de Jefferies, explican en una nota que la banca italiana, por ejemplo, se ahorrará los 250 millones de euros que paga al año la penalización. Esta cuenta sale de la siguiente forma: la banca italiana tiene depósitos con el BCE y su banco central (sin contar las reservas mínimas) por 78.000 millones de euros, mientras que las reservas mínimas son de 16.000 millones, por lo que la banca italiana quedaría prácticamente exenta de pagar esa penalización.
La banca española, por su parte, seguirá pagando unos 104 millones de euros al año. Según los datos que maneja Jefferies, su exceso de liquidez alcanzan los 99.000 millones de euros y las reservas mínimas son de 13.000 millones (6*13.000= 78.000). A los 99.000 millones se le restan los 78.000 millones exentos y quedan 21.000 millones de euros por los que la banca española tendrá que pagar un 0,5% al BCE, es decir, unos 104 millones de euros, casi un 70% menos respecto a los 340 millones que ha estado pagando al año hasta ahora.
El tipo efectivo que pagará la banca española cae hasta el -0,11% tras la introducción de los tramos
Según los cálculos de Jefferies, esto deja el tipo efectivo que pagará la banca española por todo su exceso de liquidez en el -0,11%, muy por debajo del tipo nominal del -0,5%. Los bancos peor parados en este aspecto son los franceses, alemanes y finlandeses. Las entidades galas pagarán un tipo efectivo del -0,37% (frente al -0,38% anterior), lo que supone un desembolso de uno 2.000 millones de euros al año. Los germanos abonarán un tipo efectivo del -0,33%, lo que supone unos 2.090 millones de euros y los finlandeses pagarán un tipo efectivo del -0,41%, unos 380 millones de euros.
La banca de estos países nada en liquidez, por lo que el múltiplo de seis sobre las reservas sirve de poco. La banca finlandesa sale incluso peor parada porque paga más por la caída del interés sobre la facilidad de depósito hasta el -0,5% de lo que se ahorra por el sistema de tramos.
Con estas limitaciones, el ahorro total para la banca de la zona euro rondará los 1.500 millones de euros. Esta medida junto a unas TLTRO III (subastas de liquidez a largo plazo) que son las más beneficiosas para la banca de la historia se intenta aliviar la drástica caída de rentabilidad del sector por el entorno de bajos tipos de interés. Por otro lado, estas medidas buscan incrementar el crédito en la zona euro a un coste bajo para estimular la demanda y llevar los precios a un nivel cercano al 2%.