El mercado de deuda europeo refleja la incertidumbre en el corto plazo por la tensión geopolítica, pero también la inseguridad en el largo plazo. La política monetaria del Banco Central Europeo consigue aplanar la curva y devolverla a una cierta normalidad en el que las letras ofrecen menor rentabilidad que los bonos a mayor duración. Sin embargo, la volatilidad actual apenas compensa la expectativa de rentabilidad de la deuda soberana más duradera, hasta el punto de que los expertos trazan un límite casi unánime en los bonos a cinco años a partir de los cuales no compensa comprar deuda europea.