El amor, como el vino, a veces necesita respirar. Otras, se oxida y en el vaivén suave de la Ribera del Duero esta máxima no es una excepción. Tampoco entre las luces líquidas de Dubai. En esas noches, muchas menos de mil y una, se deshizo un amor con forma de uva tempranillo. Mónica Pont ha abandonado el piso madrileño que compartía con el bodeguero Javier Moro, y con él, los vinos, las promesas, los brindis a media voz y la tibia utopía de la madurez compartida.

El panorama televisivo se recalienta de cara a una primavera de infarto en las tardes. El regreso de algunas de las caras más reconocibles del ya mítico Sálvame ha dado lugar a una batalla que promete ser uno de los grandes espectáculos del trimestre. María Patiño y Belén Esteban, al frente de La Familia de la Tele, el nuevo magacín de las tardes en La 1 de RTVE, se medirán directamente con su querido Jorge Javier Vázquez y contra Terelu Campos, que llega a TardeAR (Telecinco) y con Sonsoles Ónega en Antena 3. Son choques de pesos pesados, memorias recientes y estrategias inciertas en un franja extremadamente complicada, de la salió para regresar a su trono de las mañanas Ana Rosa Quintana.

En el tablero invisible del poder, hay figuras que avanzan como un elefante con armadura, y otras que se deslizan con la suavidad de un pañuelo de muselina bordado en oro. Sheikha Moza bint Nasser, segunda esposa del emir emérito de Catar, no ha necesitado levantar la voz ni blandir la espada. Le ha bastado con caminar envuelta en turbantes imperiales y trajes a medida para que la ciudad de Londres se incline suavemente ante ella, como si besara el dobladillo de su túnica.

Elon Musk y su obsesión por tener hijos tiene una parte sórdida entre contratos millonarios y secretos bien guardados. La noticia ya plantea interrogantes sobre el uso del poder, el dinero y la genética como herramientas para moldear el futuro. Para Musk, tener muchos hijos parece no ser una simple cuestión de legado personal, sino parte de un proyecto casi ideológico. Pero detrás de esa ambición, hay vidas reales, madres y niños que están siendo parte de una narrativa que se mueve entre lo visionario, lo polémico y lo profundamente humano.

Nunca han sido amigos, pero lo cierto es que, desde hace unas semanas, Kiko Hernández y Cristina Tárrega están en guerra. Bueno, más bien es Kiko Hernández quien, desde su programa Tentáculos, en Ten, no deja de arremeter contra la presentadora valenciana.

Fue un viernes santo de 1865. En el palco del Teatro Ford de Washington, un disparo sonó como un portazo que cerraba una época y abría una herida. Abraham Lincoln, el hombre del sombrero alto y la barba sin bigote, el leñador que llegó a presidente, cayó abatido mientras asistía a una comedia. Qué irónica manera de morir para alguien que jamás pareció reír del todo.

En Marbella, donde el mar bosteza en plata vieja contra el muelle y las palmeras susurran como abanicos de seducción, la primavera se ha instalado sin pedir permiso. Allí, en la residencia casi mitológica de Tita Cervera, la baronesa, se celebra la Semana Santa con un desfile más íntimo que el de las cofradías: el de los cuerpos jóvenes, los deseos nuevos y las alianzas estratégicas.

No sabemos si, con tanta demanda (contra Corinna y contra Revilla), la publicación de sus memorias, tema que ha renacido de sus cenizas, y alguna distracción más, muchos han caído en la cuenta de que Juan Carlos I lleva meses sin aparecer por España. Ha anulado la asistencia a las regatas de Sanxenxo, pasó por Suiza a "cambiarse las pilas" y se le ha visto al algún acto público. El ex jefe de Estado se desplazó hasta el circuito internacional de Sakhir para apoyar a los pilotos españoles, como ya contamos. Y días antes le vimos, muy delgado y no con muy bien aspecto, en el evento hípico que se celebra cada año en el Hipódromo de Meydan, en Emiratos Árabes Unidos. Juan Carlos I apareció junto al príncipe Abdullah bin Saad, una imagen que fue muy difundida porque era la primera después de las demandas.

Queda una semana para que se produzca el gran estreno de La familia de la tele, la gran apuesta de Televisión Española para sus tardes, y especialmente de su presidente, José Pablo López. Los directores del espacio, así como todos y cada uno de sus redactores, reporteros y miembros del equipo de producción, trabajan a destajo para lograr llegar a tiempo y ofrecer un programa que consiga los datos de audiencia que todos esperan.