El 29 de octubre de 2024 fuimos testigos de una de las catástrofes naturales más devastadoras en España en décadas. Las lluvias torrenciales arrasaron la Comunidad Valenciana, afectando también a Castilla la Mancha y parte de Andalucía. Las inundaciones resultantes dejaron un rastro de devastación: vidas perdidas, casas destruidas, empresas paralizadas e infraestructuras gravemente dañadas. El coste humanitario fue inmenso y el impacto económico aún se está midiendo.