He leído con estupor, rabia y un enorme rechazo el caso de los falsos desnudos generados por Inteligencia Artificial (IA) de las menores extremeñas. Imagino a esas niñas, a sus familias, y solo puedo desear que las Fuerzas de Seguridad del Estado puedan identificar rápidamente a los culpables y que éstos paguen, en los términos que la Justicia estime convenientes, el enorme daño que han causado.