Construir el futuro sobre pilares sólidos que afiancen el progreso requiere no perder de vista cuáles son nuestras raíces. Y en este punto hablar de España es hacerlo de agricultura, de un sector que en 1960 era el soporte esencial de la economía española y que hoy protagoniza la actualidad nacional, en gran medida, porque necesita la atención que requiere como ámbito estratégico.