Opinión
Durante décadas, desplazarse en coche propio ha sido sinónimo de comodidad y libertad. Pero hoy, esa comodidad está empezando a convertirse en un problema estructural: atascos interminables, aumento del precio del combustible, ciudades colapsadas por el tráfico y una huella de carbono cada vez más insostenible. La buena noticia es que existen alternativas sostenibles al coche privado. Y entre todas ellas, hay una que destaca por su sencillez, su impacto y su capacidad de transformación: compartir coche.