Miriam Ortiz de Zárate
¿De quién fue la culpa del último fiasco en el informe de tu departamento? Del técnico que lo redactó. ¿Y la supervisión? Del jefe. ¿Y qué pasa con el resto del equipo que tenía que haber colaborado? Ya me gustaría a mí disponer de tiempo para echar un cable en los proyectos de mis compañeros, pero aquí vamos a destajo?". La situación es inventada, pero muy bien podría representar la realidad de muchos trabajadores en cualquier empresa. Y es que tenemos la mala costumbre de pasearnos por nuestra vida profesional como seres inmaculados a los que poco se nos puede reprochar.