Premio Nobel de Economía

Las políticas comerciales y de desarrollo tecnológico casi siempre tienen consecuencias distributivas. Puede haber algunas excepciones en donde la implementación de una política genera ganancias o ninguna pérdida prácticamente para nadie. Pero estas instancias son ocasionales.

Los compromisos de cero emisiones netas están de moda. Los países, las empresas y otras entidades en todo el mundo se han comprometido a eliminar sus emisiones netas de gases de efecto invernadero hasta una fecha determinada, para algunos, dicha fecha está muy cercana, por ejemplo se la fijó en el año 2030. Pero los objetivos de cero emisiones netas no equivalen a limitar el calentamiento global al objetivo determinado en el acuerdo climático de París que es de 1,5° Celsius, o, por ende, cualquier otro nivel particular de calentamiento. Es el camino hacia cero emisiones netas lo que marca la diferencia.

Noviembre fue un mes extraordinario. Los líderes globales se reunieron en cuatro encuentros importantes: la reunión de la ASEAN en Camboya, la cumbre del G20 en Indonesia, el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Tailandia y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Egipto. Lo sorprendente no fue el timing de las reuniones, sino más bien la evidencia que arrojaron de que el curso puede estar pasando de la confrontación a una cooperación renovada en el terreno internacional.

Las fuertes presiones inflacionarias pospandemia se deben, en parte, a tendencias y fuerzas de largo plazo, muchas de ellas del lado de la oferta. Aunque también existen factores transitorios en juego -como los cuellos de botella y trastornos en las cadenas de aprovisionamiento y la política de cero COVID china- podemos suponer que en algún momento se calmarán, pero es probable que las tendencias seculares empujen a muchas economías y mercados financieros hacia un nuevo equilibrio.

Los temas ambientales, sociales y de gobernanza desempeñan un papel cada vez más importante en el mundo empresarial. Los indicadores ESG se han vuelto un elemento central en la definición de propósito, misión y estrategia de empresas en una amplia variedad de sectores (entre ellos las finanzas y la gestión de activos); e influyen cada vez más en las prácticas de contratación y en la actividad regulatoria. Pero todavía hay que ver si su aparente adopción generará progresos reales.

Opinión

Desde el proyecto de ley de infraestructura de 1,2 billones de dólares de noviembre pasado, que promete mejores autopistas, puentes y banda ancha en Estados Unidos, hasta la recientemente sancionada Ley de microprocesadores y ciencia, que destinará más de 52.000 millones de dólares a impulsar la industria de semiconductores norteamericana, la legislación económica relevante está a la orden del día en Estados Unidos. Y ahora agregamos a esa lista la Ley de reducción de la inflación (IRA) -que hoy va camino a la Cámara, después de pasar por el Senado.

Los esfuerzos de los bancos centrales por contener la alta y creciente inflación están afectando negativamente el crecimiento y amenazando con hacer que la economía global entre en recesión. Sin embargo, la causa inmediata de las presiones inflacionarias actuales es un amplio y persistente desequilibrio entre la oferta y la demanda. Las tasas de interés más elevadas reducirán la demanda, pero las medidas por el lado de la oferta también deben jugar un papel importante en las estrategias de limitación de la inflación.

Últimamente, un conjunto de preguntas insiste en definir las conversaciones sobre la economía y los mercados globales. Aunque es difícil captar la gran cantidad de cuestiones en juego en una única imagen clara, vale la pena hacer foco en las cuestiones más importantes para definirlas mejor.

En 1979, W. Arthur Lewis recibió el premio Nobel en economía por su análisis de la dinámica de crecimiento en los países en desarrollo. Merecidamente: su marco conceptual ha demostrado ser invaluable para entender y guiar el cambio estructural en varias economías emergentes.

Las alteraciones de las cadenas de suministro están afectando seriamente la recuperación económica global. Es una situación extraña en muchos sentidos. Los tipos de productos y servicios afectados por las demoras y las escaseces -incluido un amplio rango de productos intermedios, desde materias primas hasta semiconductores, y los productos finales que dependen de ellos- se asemejan a lo que uno vería en una economía de guerra. Y las alteraciones nos tomaron en gran medida por sorpresa.