Los veinteañeros tendrán preferencia en la fuerza de trabajo. Los desplazamientos de la mañana serán escalonados. Las oficinas pueden empezar a trabajar en rotaciones para evitar aglomeraciones y a nadie se le permitirá compartir bolígrafos, carpetas, o pasar demasiado tiempo en la máquina de vending. Y, sobre todo, los mayores de 50 años, el grupo más vulnerable, deben permanecer encerrados por más tiempo que todos los demás.