Un aumento de la inversión pública de 83.000 millones de libras al año, pagadas mediante aumentos de impuestos a las rentas más altas, las empresas y, especialmente, a las petroleras por su contribución al cambio climático. El programa electoral del Partido Laborista británico, un proyecto "radical" de reforma del Reino Unido, ha dejado sorprendido a los expertos tras su presentación este jueves. "Es imposible quedarse corto en adjetivos para describir lo extraordinario que es este programa, en el nivel colosal de aumento de la recaudación y el gasto público", resumió el Instituto de Estudios Fiscales.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, presentó el "programa de la esperanza" en Birmingham, retando directamente a las "élites". "Los poderosos os dirán que todo lo que hay aquí es imposible, que es demasiado. Porque no quieren un cambio real, porque el sistema ya les funciona bien", atacó.
El contenido del documento es, desde luego, radical en los cambios que propone. Por un lado, daría un 10% de las acciones de las grandes empresas a un fondo que pertenezca a los trabajadores, que recibirían un bonus anual de hasta 500 libras por los dividendos de la empresa. También prohibirían las figuras de trabajador por horas sin un contrato estable y los "falsos autónomos", y aplicarían un contrato único con las mismas protecciones a todos los trabajadores.
La revolución también iría a los ingresos de los trabajadores. Subirían el salario mínimo a 10 libras por hora, unas 1.600 libras al mes. Eso, antes de cambiar la semana laboral: su objetivo es que, hacia 2030, los trabajadores solo vayan a su puesto cuatro días a la semana, con el mismo salario. Este aumento del tiempo libre "haría crecer a la productividad" y compensaría la caída de las horas trabajadas, afirman. Junto a ello, empezarían a probar una renta básica universal. Y los funcionarios y empleados públicos recibirían un aumento del 5%.
Todo esto iría acompañado por un aumento de los ingresos. El impuesto sobre la renta tendría un tramo del 50% para las ganacias superiores a 80.000 libras y el de sociedades volvería al 26% para las grandes y al 21% para las pymes. Las ganancias de capital se cotizarían dentro del IRPF, no con un tipo menor por separado. Y las petroleras tendrían que abonar una tasa por "beneficios extraordinarios" para compensar los efectos del dióxido de carbono que han emitido desde 1996, con lo que esperan recaudar 11.000 millones.
Revolución territorial
También habría cambios políticos. Corbyn promete rebajar la edad para votar a los 16 años y dar el voto a todos los residentes establecidos en el país, tengan o no la nacionalidad. Para descentralizar el Estado, promete derogar la Cámara de los Lores y reemplazarla por un Senado de representación territorial. Además, aumentaría los poderes de las regiones de Inglaterra, la única de las cuatro naciones británicas sin Parlamento autonómico propio. Y promete aumentar la inversión en Escocia en unos 10.000 millones de libras anuales.
Respecto al Brexit, los laboristas prometen un segundo referéndum "legalmente vinculante" entre un modelo "a lo Noruega" o la permanencia, que tardaría seis meses en celebrarse y sería implementado "inmediatamente". Corbyn no se compromete a tomar partido en Inglaterra pero anunció que las filiales escocesa y galesa sí defenderían la permanencia.
El Partido Conservador rechazó estos planes, denunciando que "subirían los impuestos en 1.400 libras anuales a cada británico". Por su parte, su líder, Boris Johnson, volvió al bucle del Brexit en el que está atascado: "Hasta que Corbyn no nos diga si está a favor de salir o permanecer en la UE, el resto de promesas no tienen ninguna credibilidad". El laborismo, que está a unos 10 puntos de distancia de los 'tories' en las encuestas, necesita que los ciudadanos se fijen más en todos estos proyectos que en el Brexit para tener opciones de remontar.