
La integridad del mercado único debe ser protegida. El dumping social debe ser prevenido. Hay que establecer reglas para asegurar que la competencia sea justa, que los estándares ambientales se mantengan al más alto nivel, y que los salarios y las horas de trabajo no se reduzcan. Mientras Reino Unido y la UE abren formalmente las conversaciones sobre un acuerdo comercial, Francia adopta, con mucho, la línea más dura. Escucharemos un desafiante "¡No!" varias veces en los próximos meses de los negociadores franceses.
La opinión convencional dice que el presidente Macron lucha para proteger a la UE, preservar el mercado único y avanzar en una mayor integración. La verdadera respuesta es muy diferente. Es Francia la que tiene más que perder con un Reino Unido más liberal y desregulado. Las dos economías son las más parecidas de Europa, compiten directamente por las inversiones mundiales, tienen un generoso gasto en bienestar que proteger, y su superávit es tan pequeño que no tienen mucho que perder si las conversaciones se derrumban. París va a ser nuestro obstáculo más formidable para conseguir un acuerdo, y bien puede vetar uno completamente.
París atacará a Londres porque la mayor competencia hace peligra su modelo económico
Una ronda agresiva de desregulación, que incluya impuestos más bajos y una reglamentación favorable a las empresas, pondrá a las empresas británicas en una posición más fuerte para competir con las suyas, y ya son competidores muy cercanos.
Además, la batalla por la inversión extranjera siempre ha sido intensa. Algunos inversores irán a Europa del Este por sus menores costes o a Alemania por sus habilidades. Pero si lo que se busca es una base europea de coste medio, entonces suele ser una elección entre Francia y el Reino Unido. Del mismo modo, si estás buscando una base para una corporación global, o una sede europea, normalmente es una elección entre Londres y París (en el último ranking de PWC de las capitales con más empresas de Fortune 500, Londres tiene 28 y París también, ambas ligeramente por debajo de Pekín en 30). Si desregulamos, o bajamos los impuestos, entonces conseguiremos mucha más inversión global, y algunas compañías se moverán al otro lado del Canal. Y eso será principalmente a costa de Francia.
En tercer lugar, el modelo social de Francia es el más costoso bajo cualquier estándar. Con sus 35 horas semanales, su edad de jubilación anticipada, su generoso permiso parental y una serie de otras prestaciones prácticamente imposibles de reformar, Francia tiene uno de los modelos económicos más favorables al empleado del mundo. Gasta un 24 por ciento del PIB en "protección social", la proporción más alta de la UE junto con Finlandia. Irlanda, por el contrario, sólo gasta un 9 por ciento del PIB. Los irlandeses no tienen que preocuparse demasiado por ser socavados por una Gran Bretaña más desregulada y con menos impuestos. Los franceses sí. Su modelo es muy poco competitivo y la única manera de preservarlo es dejar fuera de juego a la competencia.
Por último, no tiene mucho que perder si adopta una línea dura. La cuenta del comercio exterior está ligeramente a su favor (las exportaciones francesas a Reino Unido ascienden a 44.000 millones de libras esterlinas al año y las importaciones a 41.000 millones de libras esterlinas) pero no por mucho. Los alemanes tienen un superávit de 22.000 millones, el Reino Unido, Noruega y España un superávit de 14.000 millones y Bélgica cerca de 10.000 millones. Francia ni siquiera está entre los diez primeros. ¿El resultado?: a diferencia de Alemania o España, que tienen mucho en juego, para los franceses no hay mucha diferencia si hay un acuerdo comercial con Gran Bretaña o no.
Alemania y España tienen mucho que perder si no se alcanza un pacto con los británicos
La UE, como siempre, vestirá las negociaciones comerciales con mucha retórica elegante. Escucharemos muchas declaraciones grandiosas sobre la protección de los trabajadores y las empresas de Europa y demandas de que se respeten las normas. En realidad, sin embargo, las conversaciones serán, como siempre, sobre el dinero, el trabajo y el poder. Francia es el país que más pierde con un Reino Unido desregulado y el que menos gana con un acuerdo comercial. Por eso debemos esperar que París luche y luche para atar a Gran Bretaña a los estándares europeos. Y deberíamos estar preparados, como el General De Gaulle hizo con nuestra primera solicitud de ingreso en la UE en los años 60, para la posibilidad de vetar un acuerdo completamente.