Artículo de opinión
Los consejeros mediáticos de Pedro Sánchez han convencido al presidente del Gobierno de que es bueno para sus intereses que PRISA tenga de nuevo un canal de televisión. Da igual que la operación sea ruinosa en términos de rentabilidad. El objetivo es que el Ejecutivo conceda un canal de televisión y si no hacerse con TEN, propiedad de Secuoya y explotado por Mediapro. José Miguel Contreras es máximo responsable editorial de PRISA, pero a la vez es asesor de Moncloa, capo di capi en la sombra de TVE, fundador de Infolibre, contertulio en la Ser (y en TVE), productor audiovisual con RTVE como gran cliente, vendedor de cadenas, catedrático, investigador, filántropo o señalador de presidentas de RTVE. Ahora además se ha puesto manos a la obra y cuenta con José Pablo López, ex director de RTVE, como Señor Lobo para tratar de perpetrar la jugada de hacerse con una tele en abierto y luego dejar la zona lo más limpia posible tras ejecutar su misión. No sería de extrañar que, de sacar adelante su cometido, se quedara allí y conservara a sus amigos los Fabricantes y su nuevo Sálvame. Mientras tanto, Joseph Oughourlian, máximo accionista de PRISA, en desacuerdo con ésta y otras operaciones, no se marcha si no le dan lo suyo. El aparato de la empresa editora de El País busca accionistas comprometidos con la causa para tapar el agujero del magnate galo y poco a poco van entrando paganinis. En la parte editorial ni pincha ni corta el dueño de Amber Capital, que se come lo que cocina Contreras igual que hace Cascajosa en RTVE, aunque la 'presi', que también recibe órdenes directas de Pedro Sánchez, no se juega su dinero.