Opinión
El sector de la restauración colectiva está experimentando desde hace ya algunos años una transformación significativa hacia un modelo más personalizado y cercano a las necesidades de los usuarios. En un momento en que las líneas que la separaban con la restauración organizada se estaban difuminando, el éxito radica ahora en adaptarse a las demandas de unos consumidores que quieren algo más de los comedores. Ya no son espacios donde la única finalidad es alimentarse desde el punto de vista más funcional, sino que ahora solicitan un componente experiencial más elevado que tenga su eco en el bienestar físico, emocional y social.