Cuando los europeos estábamos todavía recuperándonos de las vacaciones navideñas y empezando el nuevo año con las incertidumbres del Brexit y de la anunciada posible recesión a nivel continental, no podíamos en absoluto vislumbrar lo que se nos venía encima. En China ya se encontraban en esta situación mucho antes, en diciembre de 2019, como denunciaba el médico que se atrevió a desafiar la estricta censura que imponen las autoridades gubernamentales. Pero no nos percatamos de lo que este nuevo virus implicaba hasta bien entrado febrero, quizá demasiado tarde para algunos países como España o Italia y, en general, para toda Europa. Incluso sabiendo lo que ocurría en China, no pensábamos que lo mismo fuera a suceder en nuestro continente. Hasta que finalmente los hechos acabaron por enfrentarnos a la realidad: o adoptábamos medidas draconianas o nuestros sistemas de salud podrían encontrarse al borde del colapso y el sufrimiento humano ser muy elevado.

Investigadora analista en Derecho Internacional en King Abdullah University of Science and Technology (Arabia Saudita)