Hace unas semanas, hemos sido testigos de un incidente que ha vuelto a poner sobre la mesa una pregunta que no podemos ignorar: ¿podemos realmente depender de la tecnología? La caída de Microsoft, provocada por una actualización fallida, ha tenido repercusiones globales, afectando a una amplia gama de sectores que van desde aerolíneas hasta hospitales. Este evento nos ha recordado la fragilidad del entramado digital sobre el cual se asienta gran parte de la economía mundial.