opinión
Simplemente era una tarde de agosto donde las gentes padecemos la fuerza del sol y disfrutamos de la tranquilidad de unos días de vacaciones, que para muchos es la forma de coger fuerza para el resto del año. Cuando mayor era el silencio y la fuerza del sol, otra fuerza ha irrumpido en las Ramblas de Barcelona y ha conseguido sembrar de terror, sangre e impotencia la tranquilidad y el colorido de una zona tan visitada por todo el mundo, sean o no turistas.