El primer fascículo de un coleccionable es barato y lanza al vuelo la imaginación del que lo compra. Una rueda para construir un coche clásico, una vela para encajar un barco o una vía para una maqueta de trenes son algunas de las colecciones más habituales que se pueden encontrar en los quioscos de nuestras calles. El precio de lanzamiento del primer fascículo llama la atención del comprador, pero pocos son los que consiguen terminar la colección. Como si de una colección de RBA o Altadys se tratase, la iniciativa Quiero Corredor ha creado la 'Colección de retrasos del Corredor Mediterráneo' en el que, con solo una firma "para que dejen de tomarnos el pelo" se entrega un segmento de vía.