Fundador y presidente ejecutivo de Fisher Investments

En mis perspectivas para 2024 anticipé una fuerte revalorización de la renta variable mundial, a la que se sumaría el mercado español en los últimos compases del año. Esta previsión ya se ha cumplido antes del ecuador del ejercicio, como demuestra la subida del 11,7% del IBEX 35 hasta el 9 de mayo, similar al extraordinario 11% de la bolsa internacional. Sin embargo, el repunte del mercado no se detendrá aquí.

¿Alguna vez se ha parado a pensar lo siguiente? Durante siglos, el éxito de los negocios estuvo condicionado por la geografía: para lograrlo, había que ir donde se acumulaban la industria y el capital. Así es como Estados Unidos se convirtió en la tierra de las oportunidades. Pero, ¿sigue siendo así en la actualidad? Hoy en día, las oportunidades surgen por doquier; no solo en las grandes capitales como Madrid y Barcelona, también en ciudades más pequeñas, como Mérida o Burgos, o incluso en el extranjero. La tecnología llega al último rincón de cada sector, de modo que cualquiera, en cualquier lugar, puede crear una empresa que mejore el mundo y generar beneficios. Esto le incluye a usted. Analicemos algunos datos.

No se deje engañar por el titubeante avance de la bolsa española. Tal y como pronostiqué, el mercado alcista internacional avanza con fuerza en 2024 y el año se presenta entre bueno y excelente para los mercados, con un marcado liderazgo de las acciones tecnológicas en todo el mundo. No obstante, si bien los valores energéticos aún no han despegado, no tardarán en hacerlo. De hecho, el cambio de rumbo del sector, pasando de estar rezagado a nivel mundial a convertirse en líder, seguramente sea una de las principales sorpresas positivas a medida que avance el año. Veamos por qué.

Las sorpresas, ya sean positivas o negativas, son un factor determinante en la evolución de las bolsas. En mis previsiones para 2024, anticipé que los pesimistas volverán a quedarse sin palabras en cuanto lleguen las ganancias de dos dígitos. Pocos apuestan por ello; argumentan que, a las consabidas calamidades de 2023, se suman otras nuevas, igual o más comentadas, como la guerra entre Hamás e Israel. Pero lo cierto es que los mercados no tardan en descontar estas inquietudes ampliamente observadas, de tal forma que, si alguien vendió sus acciones por las subidas de los tipos de interés, la inflación, la guerra de Ucrania o el miedo a la recesión, probablemente lo hizo hace mucho. Las cotizaciones ya reflejan esos temores.

Ya conoce todas las razones por las que, en teoría, los mercados no deberían continuar su rumbo al alza, sin embargo, seguirán subiendo. Como ocurrió en 2023, en 2024 volverán a incumplirse los pronósticos más pesimistas. Las rentabilidades seguramente no alcancen las elevadas cotas del año pasado, pero revestirán solidez. Al fin y al cabo, cuando los mercados alcistas superan su primer año, como le ocurrió al actual el pasado octubre, suelen celebrar otro cumpleaños. Esta regla tiene pocas excepciones. Las fases iniciales de los mercados alcistas son más difíciles de parar de lo que se cree.

No es ningún secreto que, en los últimos años, la brecha de riqueza entre EEUU y Europa se ha convertido en un abismo. ¿Cuáles han sido los motivos? Una serie de decisiones que acentúan la divergencia entre los mercados de capitales, fruto, en parte, de factores normativos y socioeconómicos. En Europa, España incluida, se toman medidas que conducen al estancamiento de manera no intencionada, y ello suscita inquietud. Este proceso puede revertirse, pero sólo a cambio de sacrificios. En las próximas líneas, le explicaré en qué consisten estos sacrificios y usted decidirá si merecen la pena a cambio de una mayor riqueza en Europa.

Recuerda cuándo todo el mundo anhelaba la vida anterior a la pandemia? Los expertos aseguraban que jamás volvería, que las cadenas de suministro, los viajes y el consumo habían cambiado para siempre. Incluso estrechar las manos y abrazarse eran, para ellos, cosa del pasado. ¿Y ahora? Como quien no quiere la cosa, estamos recuperando la normalidad económica. Para muchos analistas, sin embargo, la situación es delicada. No se deje arrastrar por el miedo y abra la puerta a la “vieja normalidad”.

Que la renta variable se mueve en dirección contraria a la renta fija, que el repunte del petróleo es bajista o que los tipos de interés elevados lastran a las tecnológicas: ¿Qué tienen en común todos estos conocidos tópicos de la inversión? Que todos son falsos. A estos, además, hay que sumar otras difundidas opiniones de los expertos que, en realidad, son incorrectas. Afortunadamente, gracias a la correlación, podemos identificar estos falsos argumentos. Esta herramienta sencilla, pero poco utilizada, nos permite desmontar muchos mitos del mercado y detectar oportunidades. En las próximas líneas veremos cómo emplearla.

En el primer semestre de 2023 dejamos atrás los malos resultados registrados el año pasado en todo el mundo, pero ¿qué categorías están llamadas a liderar las subidas en este nuevo ciclo? Sencillamente, las que más cayeron, porque, aunque los escépticos desconfíen, la recuperación aún no ha concluido. ¿A qué debemos prestar atención a partir de ahora? Veremos qué tres sectores probablemente tomen la delantera y cuáles quedarán rezagados en el incipiente mercado alcista.

En octubre de 2022, comenté que la renta variable mundial se aproximaba a un momento muy favorable: los nueve meses en torno a las elecciones legislativas de mitad de mandato en Estados Unidos. Históricamente, estos nueve meses son los más rentables de forma sistemática. Esta vez no ha sido diferente, a juzgar por los espectaculares resultados de la bolsa mundial y la solidez del IBEX 35. ¿Qué nos espera de aquí en adelante? Si nos atenemos a los datos históricos, en 2023 continuará la racha alcista y, aunque es posible que se modere el ritmo de las ganancias, el factor político internacional no supondrá un impedimento, sino que impulsará a las acciones hasta 2024. Así pues, hay motivos para el optimismo.