
Que la renta variable se mueve en dirección contraria a la renta fija, que el repunte del petróleo es bajista o que los tipos de interés elevados lastran a las tecnológicas: ¿Qué tienen en común todos estos conocidos tópicos de la inversión? Que todos son falsos. A estos, además, hay que sumar otras difundidas opiniones de los expertos que, en realidad, son incorrectas. Afortunadamente, gracias a la correlación, podemos identificar estos falsos argumentos. Esta herramienta sencilla, pero poco utilizada, nos permite desmontar muchos mitos del mercado y detectar oportunidades. En las próximas líneas veremos cómo emplearla.
La correlación mide la correspondencia entre los movimientos de dos variables: ¿si una sube, la otra baja de forma sistemática? ¿Pueden subir en paralelo? ¿O fluctúan de un modo imprevisible? La correspondencia entre estas variables puede adoptar diferentes valores entre 1, que representaría movimientos idénticos, y -1, totalmente inversos; un valor de 0 indicaría que ambas variables se mueven en igual y opuesto sentido con la misma frecuencia.
Matemáticas aparte, hágase esta pregunta: ¿qué creencias tiene que resultan ser falsas? Pocos inversores se atreverían a formularse esta pregunta porque nos cuesta asumir que estamos equivocados, sobre todo si nuestras ideas tienen cierta lógica. Pero, en los mercados, el exceso de confianza puede salirle caro, así que utilice la correlación para poner a prueba las máximas del mercado más aceptadas, especialmente por usted. Es probable que, si cree en algo, otros también lo hagan, conque refutarlo le dará una gran ventaja.
Analicemos en primer lugar el argumento de que las acciones suben cuando los bonos bajan, y viceversa. Para muchos analistas, esta idea es como un mantra que repiten sin cesar, y no son pocos los gestores de estrategias que la utilizan para fundamentar sus decisiones. Tal vez usted también lo haga. La supuesta lógica de esta creencia es que, cuando se canaliza dinero hacia la renta variable, hay menos dinero disponible para la renta fija, y viceversa.
Puede que suene razonable, pero ¿es cierto? Actualmente, en numerosos sitios web se puede consultar información sobre la rentabilidad de las acciones y los bonos, así que, con la función de correlación de cualquier hoja de cálculo, puede poner a prueba esta teoría. Pocos lo hacen, y usted también puede hacerlo. Consulte las cotizaciones del Ibex 35 y de un índice de referencia de la deuda pública española. Es cierto que así no tendremos en cuenta los dividendos ni los cupones, pero la máxima suele referirse solo a los precios y, cuando hablamos de correlación, la dirección prima sobre la magnitud.
Según la creencia popular, la correlación entre las oscilaciones semanales de los precios debería ser muy negativa. Con todo, en los últimos veinte años, la correlación entre el índice de deuda pública ICE BofA Spanish Government 7-10 Year y el Ibex ha sido de 0,22, lo que supone un resultado positivo. Este valor significa que las acciones y los bonos presentan una leve tendencia a subir y bajar en paralelo. Así pues, el mito queda desmentido.
Igualmente, la débil correlación opuesta del -0,26 entre la bolsa y los bonos del Tesoro a 10 años en Estados Unidos no se replica en todo el mundo. Pese a ello, la caída en paralelo de ambos activos en 2022 desconcertó a los expertos, los cuales anticiparon un desastre que finalmente no ocurrió.
¿Qué hay detrás de los actuales temores de que el aumento de los tipos de interés podría penalizar a las acciones tecnológicas? Estos temores surgen de la creencia de que unos tipos de interés más altos devalúan los elevados beneficios previstos en el sector tecnológico. Como la presencia de empresas tecnológicas en la bolsa española es escasa, veamos qué ocurre donde se concentran la mayoría de estas empresas, Estados Unidos. Las acciones tecnológicas estadounidenses guardan una correlación del 0,22 con los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, lo que revela una ligera tendencia al alza de las acciones cuando sube el rendimiento de los bonos (en todo caso, débil).
Si bien en EE. UU. los tipos subieron el año pasado mientras las tecnológicas se desplomaban, la mayoría creyó que, para recuperarse, necesitaban que los tipos bajaran. Las correlaciones demostraron lo contrario y, de hecho, aunque los tipos siguen siendo elevados, las tecnológicas están liderando el repunte bursátil. Acabar con este mito allanó el camino a las ganancias. Seguramente habrá oído que el encarecimiento del petróleo hace mella en la renta variable. Parece lógico, dado que el aumento de los costes del combustible debería reducir los beneficios. No obstante, la correlación entre los precios semanales del petróleo (en euros) y el Ibex 35 ha sido del 0,21 en los últimos veinte años. Las acciones, por tanto, tienden a subir mínimamente junto con el precio del petróleo. A escala mundial, la correlación entre el precio del petróleo y el de las acciones es del 0,26. La correlación no es muy estrecha en ninguno de estos casos. Estos datos no indican que el alza del precio del petróleo sea un factor alcista, pero socavan la idea de que es un lastre para las acciones. Otro prejuicio derribado.
La correlación también revela conexiones que pasan desapercibidas para la mayoría. Por ejemplo, a menudo los expertos afirman que las bolsas de la zona euro y de Estados Unidos están impulsadas por factores diferentes. Sin embargo, con una comprobación rápida se evidencia una correlación muy alta entre ambas (0,80), y aún mayor entre el mercado de la zona euro y la bolsa mundial (0,90), conque aquellos que últimamente han estado pronosticando que la zona euro no participaría en el mercado alcista internacional, deberían tener estos datos en cuenta. Las correlaciones demuestran que el factor internacional prevalece sobre el local. La correlación no determina la causalidad, pero, rebatir la creencia popular, puede proporcionarle una ventaja sobre aquellos que la defienden ciegamente. Aprovéchela.