Ya conoce todas las razones por las que, en teoría, los mercados no deberían continuar su rumbo al alza, sin embargo, seguirán subiendo. Como ocurrió en 2023, en 2024 volverán a incumplirse los pronósticos más pesimistas. Las rentabilidades seguramente no alcancen las elevadas cotas del año pasado, pero revestirán solidez. Al fin y al cabo, cuando los mercados alcistas superan su primer año, como le ocurrió al actual el pasado octubre, suelen celebrar otro cumpleaños. Esta regla tiene pocas excepciones. Las fases iniciales de los mercados alcistas son más difíciles de parar de lo que se cree.
Por lo tanto, preveo que para 2024 la renta variable internacional cosechará ganancias moderadas de dos dígitos. En un principio, las tecnológicas y los grandes títulos de crecimiento tomarán la delantera y el Ibex quedará rezagado, pero, a partir del segundo semestre, habrá una rotación hacia los títulos de valor que beneficiará considerablemente a la bolsa española. Asimismo, la rápida resiliencia económica y las favorables condiciones políticas deberían dar como resultado un año entre bueno y excelente.
En primer lugar, me gustaría recordar que, en mi pronóstico para 2023, anticipé un mercado alcista mundial, el enfriamiento de la inflación, que la recesión no se materializaría y que la tecnología y otros sectores de crecimiento tomarían la delantera en los mercados. Y, efectivamente, así fue. Hasta el 27 de diciembre, el Ibex se había revalorizado un 28,2%, y se disparó a finales de octubre, ya que los bancos, las compañías de energías renovables y las constructoras, sensibles al crédito, se beneficiaron de la menor incertidumbre en torno a los tipos de interés. La bolsa estadounidense, con su auge del 26,6% (en dólares), compartió el liderazgo de los mercados internacionales con la bolsa española. ¿Ha llegado a producirse una recesión? No. Pese a los temores generalizados, la recesión no llegó a materializarse, y tanto el PIB español como el mundial siguieron avanzando. El PIB de EEUU se aceleró y llegó a aumentar a una tasa del 4,9% anualizada en el tercer trimestre.
Los focos de debilidad, como Alemania, fueron la excepción. El pesimismo remitió y la inflación, como predije, disminuyó de forma notable. El IPC de España ya ronda el 3% interanual. Por su parte, el factor político espoleó el alza de la bolsa norteamericana en 2023, después de que las elecciones legislativas de mitad de mandato de 2022 consolidaran la situación de bloqueo y se abriera paso el milagro bursátil del que ya hablé hace unos meses. En 2024, el viento de la política seguirá soplando a favor. Sí, ha leído bien, a favor.
En España, la reelección de Pedro Sánchez en noviembre y la formación de una heterogénea coalición de gobierno afianzaron el bloqueo político. La situación de parálisis que han desencadenado estos eventos resulta una noticia favorable para las bolsas. ¿Quiere oír una noticia aún más positiva? En 2024 se celebrarán los comicios presidenciales en Estados Unidos. Al margen de los excesos verbales que conllevan, los años electores suelen ser muy beneficiosos para la renta variable. Desde 1925 (fecha en la que empezamos a contar con datos fiables), la bolsa estadounidense ha subido en el 83,3% de los años electorales, promediando ganancias del 11,4%. Cuando el segundo año de mandato ha sido negativo, como fue el caso en 2022, el cuarto siempre ha sido de signo contrario desde 1932, año en que la bolsa tocó fondo en plena Gran Depresión. El bloqueo político obra su magia.
Por otra parte, el buen tono de los años electorales en Estados Unidos se extiende por todo el mundo, también a España. Esto es consecuencia de la fuerte correlación entre los mercados desarrollados, que, en el caso del Ibex 35 y el S&P 500 estadounidense, es de 0,70. Esta correlación es muy estrecha si consideramos que 1 significa un movimiento idéntico y -1, completamente inverso.
De media, en EEUU, las rentabilidades de los cuartos años de mandato presidencial suelen concentrarse al final, ya que los ataques personales entre los candidatos avivan la incertidumbre al principio del ejercicio. De ahí que algunos prefieran esperar para comprar. No obstante, el promedio del primer semestre está distorsionado a la baja por algunas caídas puntuales que son consecuencia de ciertos sesgos.
En general, los estadounidenses creen que los republicanos favorecen a las empresas y los demócratas, a la regulación y la redistribución de la renta. La mayoría de los primeros semestres a la baja en un año electoral tuvieron lugar durante el mandato de un presidente republicano que no contaba con muchas opciones de reelección, lo que provocaba que los temores ante los cambios radicales aumentaran. Obviamente, este no es el caso en la actualidad. Bajo el mandato de presidentes demócratas (como Biden), los primeros semestres han sido más estables, promediando rentabilidades del 6,4%, frente al 7,1% registrado en los segundos semestres. Por lo tanto, no hay motivo para esperar.
¿Qué sucederá en el plano económico? La constante inquietud hace que se descuente una relativa debilidad de la eurozona. La fortaleza del Ibex en 2023 es fruto de esa tendencia, como los máximos históricos del DAX, el selectivo alemán. En el resto del mundo, el crecimiento sigue siendo moderado, pero aumenta con paso firme: otra buena noticia para los parqués. Siempre hay algún punto débil, pero ninguno de los actuales cuenta con la capacidad para provocar una gran conmoción. Además, la inflación, como ya he mencionado previamente, continuará moderándose.
En un primer momento, los grandes títulos internacionales de crecimiento seguirán liderando las subidas, algo que no favorecerá a España precisamente, cuyo notable avance vinculado a los recortes de tipos no tardará en detenerse. Preste atención, en su lugar, a las tecnológicas estadounidenses. A medida que se evidencie la robustez de la economía en todo el mundo y empiecen a bajar los tipos de interés a corto plazo, con el consiguiente aumento de la pendiente de la curva de tipos, los títulos de valor tomarán el relevo del liderazgo. ¿Por qué? Porque, al acentuarse la curva, los préstamos bancarios son más rentables y se propicia su concesión. El incremento marginal del crédito siempre favorece más a las empresas de valor, dado que sus peores balances y sus inestables beneficios hacen que sean más dependientes de ese tipo de financiación.
Si estoy en lo cierto, las acciones bancarias y las de las endeudadas firmas de servicios públicos en España resurgirán en el segundo semestre de 2024 con vocación de permanencia. Lo más relevante, con todo, es que el avance del actual mercado alcista no depende de los recortes de los tipos de interés, como demuestra el repunte desde el mínimo de 2022.
Los temores de sobra conocidos y descontados por el mercado no pueden romper la buena racha, aún incipiente. Para ello, haría falta una crisis imprevista y de gran tamaño, algo que no se atisba en el horizonte, así que, en 2024, mantenga el optimismo, pero prepárese para actuar con agilidad.