Cada vez más inversores deciden incorporar a su cartera la llamada inversión de impacto, con el objetivo de obtener un retorno financiero y al mismo tiempo contribuir a generar un impacto positivo y medible, invirtiendo en empresas que buscan solucionar problemas y generar un cambio en la sociedad y el medio ambiente. Según la Global Impact Investing Network, en 2021 había en el mundo 1,16 billones de dólares en activos bajo gestión de impacto.