Confieso que cuando se confirmó la victoria de Donald Trump en las elecciones a la Presidencia de EEUU, tenía muy claro que nos encontrábamos en los prolegómenos de un nuevo orden mundial. Lo que no esperaba es que fuera a ser tan rápido, tan brusco y tan preocupantes para la seguridad y para las libertades, los valores humanos, el estado de bienestar y la estabilidad política y económica de las democracias occidentales, especialmente en Europa.