Los republicanos arrancan el lunes su convención nacional con la misión de reformular la gestión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca aceptará oficialmente la nominación de su partido bajo la crisis sanitaria y económica desatada por la pandemia del coronavirus, la agitación racial o la sombra dejada la semana pasada por la detención por fraude de Steve Bannon, quien fuera estratega de la actual Administración.

Cuando la pandemia del coronavirus infectaba ya a más de 10.000 personas en todo el mundo a finales de enero, las medidas inicialmente adoptadas por la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzaron a perfilarse como una reivindicación de su agenda populista. El cierre de fronteras, restricciones migratorias y un proteccionismo de facto acompañaron a duras acusaciones contra China, reveses contra sus socios europeos y una línea argumental laxa que cuestionaba a parte de la comunidad científica.

En lo que llevamos de año, las consecuencias derivadas de la pandemia del coronavirus y la política ultra acomodaticia de la Reserva Federal ha llevado a las empresas estadounidenses a endeudarse a un ritmo récord.

El ex vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, aceptó el jueves la nominación de su partido como candidato a la presidencia del país. Los demócratas confían así que quien fuera senador por Delaware logrará derrotar al republicano Donald Trump el próximo 3 de noviembre.

INTERNACIONAL

El candidato, Joe Biden, aceptó en la noche del jueves la nominación demócrata a la presidencia de Estados Unidos, con una ventaja media frente al actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump. en las encuestas a nivel nacional que oscila entre los 7,6 y 8,6 puntos, según la fuente. Un margen que llega aupado no solo por los potenciales votos sino por los importantes donantes dentro del sector financiero y tecnológico que consideran al tándem formado por quien fuera senador por Delaware y Kamala Harris, aspirante a la vicepresidencia del país, como un bastión lo bastante sólido como para frenar las presiones del ala más progresista del partido.

Reserva Federal estadounidense

A 74 días de la cita electoral en la que los estadounidenses decidirán si revalidar al presidente Donald Trump en su puesto o, por el contrario, depositar su confianza en el demócrata, Joe Biden, la Reserva Federal enfrenta cambios independientemente de quién ocupe la Casa Blanca. En un momento en que el banco central estadounidense se ha convertido en un dique para la economía patria, las presiones más o menos implícitas, garantizan que la política monetaria ultra acomodaticia ha llegado para quedarse.