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La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuenta con pocos argumentos a la hora de continuar con la defensa de su credo, que augura que la mayor economía del mundo ya ha pasado lo peor. El espejismo de la recuperación en V tras una recesión para la historia, tanto por su profundidad como su fugacidad, parece obviar una serie factores que todavía amenazan con desatar la tormenta perfecta.

La Reserva Federal ha publicado ya la lista de aproximadamente 750 empresas, entre las que se incluyen Apple, Walmart y ExxonMobil, cuyos bonos formarán parte de las compras que engulla el banco central de Estados Unidos como parte de su esfuerzo por mantener a la baja los costes de financiación y garantizar el flujo de crédito.

Con las tensiones entre las dos mayores economías del mundo a flor de piel, los esfuerzos de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por reducir la dependencia de China para acceder a los 17 minerales utilizados en una gran cantidad de equipos militares y productos electrónicos de consumo siguen rezagados y sin ser suficientes. Y Pekín es consciente de su poder, tanto a nivel geopolítico como económico, cuando se trata de las también conocidas como tierras raras.

Mientras la semana pasada la Torre Eiffel reabría de nuevo a los turistas tras tres meses de confinamiento, su cierre más extenso desde la II Guerra Mundial, Estados Unidos registraba un repunte récord diario de nuevas infecciones por Covid-19. En tan solo una sola jornada, el todavía epicentro mundial de la pandemia sumó 40.000 casos, superando el pico de abril, y obligando a estados como Texas o Florida a dar marcha atrás en su desescalada. Otros congelan el paso a la próxima fase a la espera de cómo evolucione la tendencia.

La Reserva Federal publicó el jueves los resultados de sus pruebas de estrés a la banca para 2020 así como los análisis de sensibilidad adicionales que realizó a la luz de la pandemia del coronavirus.

FRENO PARA EL REBOTE

Durante los últimos años, el gran apoyo del mercado -fundamentalmente en Estados Unidos- ha sido la recompra de acciones. Tras la rebaja fiscal de Donald Trump, estas se dispararon hasta niveles nunca conocidos anteriormente, pero la crisis del Covid-19 ha cambiado radicalmente el panorama, haciendo que las compañías al otro lado del Atlántico, excluyendo la tecnología, estén emitiendo tantas acciones como las que recompran y que en Europa suceda lo mismo hasta incluyendo esta industria.